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Dicen que para eso de la fiesta la carrera de resistencia inicia el Día de la Virgen de Guadalupe y termina con la fiesta de los Reyes Magos. Es lo que mejor conocemos como el maratón Guadalupe-Reyes.

Pero en materia del comercio al menudeo, esa prueba de resistencia, que constituye su mejor época de todo el año, inicia este próximo fin de semana y termina prácticamente en las horas previas a la Noche Buena, con las compras de último minuto.

Desde hace nueve años, los comerciantes alargaron su carrera y con esa promoción que inventaron del Buen Fin se dio un reparto del consumo entre los meses de noviembre y diciembre. Es un hecho que aumentaron las ventas.

Tanto así que, en la primera edición de su estrategia de ventas, los comercios afiliados vendieron casi 40,000 millones de pesos y ocho años después superaron los 100,000 millones de pesos. El Buen Fin no ha dejado de crecer año con año… hasta este año que hay dudas de que pueda mantener esa racha.

Los comercios establecidos cada día pierden un poco de terreno frente al comercio en línea. Hay nuevos competidores, algunos pequeños y medianos proveedores. Otros son grandes cadenas de comercio virtual, pero todos con el mismo efecto de hacer perder a los establecimientos tradicionales piso de ventas y empleos.

Pero en este 2019, el principal reto que enfrentan las actividades comerciales al menudeo es la desaceleración económica.

A pesar de que la inflación es baja y la confianza del consumidor se mantiene en niveles superiores a los previos al Buen Fin del 2018, las expectativas de lo que en esta ocasión ocurrirá con el fin de semana más barato del año no son buenas.

El Indicador de Confianza del Consumidor en octubre del año pasado estaba en 42.4 puntos, menos que los 43.9 puntos de octubre de este año, pero a esas alturas del 2018, previo a la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador, este indicador se dirigía hacia lo que sería su máximo histórico de 48.5 puntos de febrero. Sin embargo, los malos resultados económicos de la 4T han marcado una tendencia a la baja en el nivel de confianza de los consumidores.

Los datos disponibles nos hablan de consumidores que no compran, ventas estancadas al igual que el resto de la economía y, por el contrario, un repunte en el ahorro voluntario.

Hay una sensación de precaución muy instintiva entre los consumidores que prefieren tomarse con calma sus decisiones de compra a la espera de ver si este estancamiento apuntará hacia una recuperación o un mayor deterioro.

Creen los comerciantes que el Buen Fin de este año les permitirá superar las ventas nominales del año pasado, hay una amplia oferta de crédito para que lo puedan conseguir. Pero tampoco se antoja que esa carrera comercial de final del año sea ese punto de inflexión para el sector terciario. Por lo pronto, comercios y bancos se van a arrebatar a los pocos clientes que anden de compras allá afuera.

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