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Podemos pensar ya en un crecimiento de los precios en torno a 3%, de manera sostenida.

A este año le queda poco más de una semana, pero para fines prácticos ya terminó este 2015. Hoy se llevarán a cabo las últimas compras frenéticas de alimentos para la cena de Nochebuena y alguno que otro regalo que el contagio del espíritu navideño nos haga llevar esta noche.

A partir de ahí todo será recalentado, descanso, algunos afortunados tomarán vacaciones y después a brindar por el año nuevo, por el cierre del 2015 y a esperar lo que venga para el 2016.

Por lo pronto, en el cierre de caja del año que se va, conocimos dos datos que pintan dónde está parada la economía mexicana en este momento.

Primero, el Indicador Global de la Actividad Económica, el IGAE, que mostró a octubre como lo esperábamos: un sector agropecuario volátil; un sector industrial deprimido y con temores recesivos, y un sector terciario que saca la cara por la economía para llevar el conjunto anualizado a un crecimiento de 2.7 por ciento.

El volado para un sector primario tan dependiente del temporal ha sido favorable este año con un crecimiento de 3.6% con todo y la caída de 4.4% de octubre en comparación con septiembre anterior.

El sector industrial está arrastrado por la caída en las actividades extractivas, pero también las manufacturas presentan un efecto espejo con la drástica caída de la industria estadounidense. Este sector hay que seguirlo de cerca porque al norte de la frontera ya está en terreno negativo.

Y el sector de comercio y servicios presenta un crecimiento sostenido, lo que ha permitido sustentar la creación de empleos este año que es aceptable.

Y en el círculo virtuoso del crecimiento del mercado interno está el otro dato conocido ayer: la inflación de la primera quincena de diciembre.

En términos anuales, el Índice Nacional de Precios al Consumidor alcanzó otro mínimo histórico, porque una inflación de 2% es un hecho muy destacado.

Es cierto que el contexto mundial lo permite y que las reformas estructurales dieron paso a esta posibilidad única para las condiciones de la economía. Es una alineación de eventos favorables que no estarán siempre ahí, eso es un hecho.

Este 2% de inflación es maravilloso, pero irreal. Sin embargo, abre la puerta a que sí podamos pensar en crecimientos de los precios en su medición general en torno a 3% de manera sostenida.

Durante la primera quincena de diciembre hubo aumentos tan abusivos como 24% en las tarifas aéreas, pero eso tiene que ver con las condiciones de poca competencia que prevalecen en ese sector y, claro, las vacaciones.

Pero en general los precios tienen estabilidad, incluso aquellos que tendían un impacto directo por la depreciación del peso frente al dólar.

Todos los pronósticos inflacionarios de este año fallaron, todos. No había posibilidades de pensar que con 23 quincenas contabilizadas del año los precios tendrían una inflación anual de 2 por ciento. Y como faltan estos últimos 15 días, la inflación podría incluso cerrar por debajo de 2 por ciento.