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La noticia de que el presidente López Obrador tiene covid ratifica los augurios: la pandemia está en su pico y en todos los ámbitos. Desde luego deseamos pronta recuperación al Presidente, que sus síntomas se mantengan bajos y las secuelas sean mínimas.

Pero el mensaje de su contagio es potente: si le dio al Presidente, le puede dar a cualquiera.

Las tendencias generales en que se enmarca el hecho son terribles. Conforme los especialistas hacen las cuentas oficiales de contagios y muertes, el panorama empeora.

Las cifras de muertos oficialmente reconocidos por covid son del orden de los 150 mil fallecidos, pero cuando se añaden las cifras de muertes excedentes, la cuenta da un salto lúgubre.

En el cálculo de Arturo Erdely, uno de los primeros en hacer cuentas rigurosas de las bajas de la pandemia, el número de los muertos excedentes debe andar hoy en los 400 mil.

Dada la tendencia acelerada de la segunda ola pandémica y la lenta vacunación, podrían morir 273 mil personas más, según Erdely (24 enero 2021: @Arturo Erdely).

Por lo que se refiere a Ciudad de México, según Laurianne Despeghel, el exceso de muertes al terminar 2020 era 42 por ciento mayor que su mayor pico de decesos, registrado en mayo de ese mismo año.

Al empezar 2021, el factor de multiplicación de las muertes en exceso respecto de las reconocidas oficialmente era 3.75.

Es decir, había 3.75 veces más muertes que las casi 21 mil oficiales.

En total, cerca de 80 mil muertos (https://bit.ly/3qVCsxh). Las cifras suenan exageradas, pero la verdad de sus dimensiones se impone semana a semana en todos los campos: en las mediciones independientes, pero también en las escenas de hospitales rebasados, las colas de compra de oxígeno, las familias peregrinando de un hospital lleno a otro, las noticias de decesos y contagios de gente cercana o conocida.

La pandemia está encima de nosotros como no había estado, y la respuesta de las autoridades y de buena parte de la ciudadanía parece ser ignorar el hecho, darlo por descontado.

Pero ignorar el bicho no es descontarlo, como queda claro en el caso del mismo Presidente.