La pregunta es ¿cuánto resiste esa confianza creada con tanto esfuerzo en los sexenios anteriores?
Por supuesto que las mañaneras tienen sus efectos. Hasta las mentes más pensantes pueden realmente creer que hay buenos resultados en el gobierno que se va y repiten las mismas líneas propagandísticas que se divulgan desde Palacio Nacional.
Para eso se creó ese ejercicio propagandístico, para dominar la retórica, para sentar la agenda de la discusión nacional y para que todos, creyentes, malquerientes y el círculo rojo, se subieran al tren de las palabras presidenciales.
Hay programas en los medios, páginas enteras, de los más feroces críticos que le hacen, hacemos, el favor al régimen de montarse en la línea discursiva dictada en la mañana y no se salen del guion.
Y ni qué decir de los personajes afines que con sus palabras zalameras realmente nos hacen el favor de que podamos entender cómo funciona la propaganda de Estado ante su torpeza para adular al poder y así acaban por mostrar el truco de su líder.
Pero, al final, quedan los números, las evidencias estadísticas que dejan ver la calidad del desastre del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
“Nadie se ha reunido tan temprano para atender la inseguridad”, “Se atienden las causas de la violencia”, “abrazos no balazos”: 200,000 homicidios dolosos en este sexenio, más que en cualquier otro y que, además, fue más corto que los anteriores.
“La salud mejor que en Dinamarca”: En el 2018 se ofrecieron casi 100 millones de consultas a personas sin seguridad social, en el 2022, 50 millones. Tan solo este año el recorte presupuestal al Sector Salud fue de 20,000 millones de pesos.
“México está muy bien en materia económica”: El crecimiento promedio anual en este sexenio fue de 0.9%, cuando, por ejemplo, en el sexenio de Ernesto Zedillo, a quien traen tan de moda, fue de 3.6 por ciento.
Ha sido, de hecho, el peor sexenio en materia de expansión del Producto Interno Bruto desde los ochenta.
“La 4T rescató a Pemex de la privatización y fortaleció la autosuficiencia energética”: La producción de petróleo crudo cayó, otra vez, hasta un millón 570,000 barriles diarios, su nivel más bajo desde 1979. Pemex, la empresa petrolera más endeudada del mundo.
Cada mañana hay muchas estadísticas con las que juega el régimen para presumir los resultados del “mejor Presidente de la historia”. Muchos compran esas historias y hablan de los logros del gobierno.
Pero la realidad es muy terca y más allá de los datos estadísticos que todavía puedan ser confiables en este país, es cuestión de no mucho tiempo para que se empiecen a sentirse los efectos de una mala administración en la vida cotidiana.
La tabla de salvación para que la economía no termine hundida estará en recomponer la confianza, entre los agentes económicos que han sostenido este país a flote, en esta economía que se abrió desde los gobiernos de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y en adelante.
Si México fuera el oscuro mundo cerrado, centralizado y estatizado de los populismos del siglo pasado, hoy el panorama sería otro. Pero no, México resistió seis años de lopezobradorismo porque el régimen anterior permitió crear una red de protección que aguantó un sexenio de populismo.
La pregunta es ¿cuánto resiste esa confianza creada con tanto esfuerzo en los sexenios anteriores?