Claudia Sheinbaum tiene un gran reto enfrente. Los escasos recursos presupuestales, muchos de ellos ya etiquetados, dificultarán la operación del sistema de salud
Al frente del Instituto Mexicano del Seguro Social, Genaro Borrego Estrada inició como director un proceso de reforma a esa institución en dos grandes vertientes: la primera, separar las pensiones y dejarlas que fondos financieros las administraran; la segunda dejar que médicos en consulta privada atendieran a los derechohabientes, en el primer nivel de atención médica.
De esa manera surgieron las administradoras de fondos de pensiones que, de no haber sido establecidas habrían llevado a un colapso financiero de grandes dimensiones al IMSS.
Lo que no pasó fue el sistema médico por la negativa del sindicato, que vería afectadas sus plazas, sus prebendas y porque, en otra vertiente – la política- fue una propuesta señalada como privatizadora.
El objetivo de ese proyecto -inspirado en sistemas como el canadiense- de atención médica era quitar presiones al primer nivel de atención médica, fomentar la productividad y eficiencia de los médicos (porque el mejor doctor es el que tendría más pacientes hasta cierto tope), acercar la medicina a nivel colonias y bajar costos en la construcción de infraestructura.
Pero fue obstaculizado. No se ha vuelto a tocar el tema por años.
Por ello es revelador el señalamiento del Doctor Alejandro Macías, especialista médico en infectología, ex funcionario de la Secretaría de Salud, quien tuvo un rol relevante en la atención de la pandemia de la influenza aviar, quien comentó que hoy en día casi 50 por ciento de la población acude a consultorios médicos de farmacias para su atención médica.
Es decir, el primer nivel de atención médica se está privatizando, como afirma el propio Doctor Macías.
En los últimos años se ha observado un elevado crecimiento de farmacias que dan atención médica, que, si bien cobran consultas de bajo costo, este aumenta con la compra de medicamentos caros y claramente inducidos en determinadas marcas para lograr el desplazamiento de productos.
Lo que está sucediendo es que este sistema privado de salud en farmacias está cubriendo la deficiencia que prevalece en las instituciones públicas que no sólo carecen de recursos económicos y materiales, sino que a la par enfrentan presiones de alta demanda de usuarios, al menos en organismos de seguridad social.
De una u otra manera, lo que ocurre es lo que se preveía con el proyecto de Genaro Borrego Estrada de trasladar la atención médica a la consulta subrogada, que no privatizada, dado que los costos serían absorbidos por el IMSS con reglas específicas de operación.
La realidad en el país es que hoy 50 millones de mexicanos carecen de atención médica institucional, de acuerdo con lo expuesto por el Doctor Macías en entrevista con Joaquín López-Dóriga.
En la actual administración federal fue desaparecido el Seguro Popular porque se consideró que era fuente para el desvío de recursos y la privatización de los servicios, en detrimento de las finanzas públicas y en el costo para los usuarios.
El Seguro Popular descentralizó los recursos presupuestales y los depositó en los gobiernos estatales, muchos de los cuales no hicieron lo correcto ni lo necesario para mejorar el sistema de salud… por el contrario, hubo señales de corrupción que fueron justificación para la eliminación de ese sistema.
Entonces, el Gobierno del Presidente López Obrador creo el INSABI y reconcentró los recursos económicos presupuestales en la Federación y empezó a eliminar la concesión de hospitales y la distribución privada de medicamentos. Pero fracaso. Y entonces se desapareció el INSABI sin siquiera iniciar investigaciones sobre el uso y destino de los recursos. La sospecha de corrupción está ahí.
A la par se creó la MegaFarmacia, tan cuestionada porque no ha servido para cubrir las necesidades de distribución y existencia suficiente de medicamentos en el país.
Al desaparecer INSABI se decidió entregar la administración al IMSS, en su vertiente de IMSS Bienestar, para atender a quienes no tienen seguridad social. Se ha cantado que las cosas mejoraron, pero la realidad es distinta. Millones de personas siguen sin tener acceso a la salud pública.
Eso explica en buena parte la proliferación de farmacias con consultorios en el país como un negocio redondo: la consulta médica de bajo costo, en la que se recetan medicamentos caros. Al final, ayudan porque sin ese sistema privado habría un colapso institucional. Pero además son fuente de empleo para miles de médicos que de otro modo estarían desempleados.
Claudia Sheinbaum tiene un gran reto enfrente. Los escasos recursos presupuestales, muchos de ellos ya etiquetados, dificultarán la operación del sistema de salud. Y el primer nivel de atención médica es vital porque es el filtro esencial para el diagnóstico, tratamiento y prevención de los padecimientos.