Elecciones 2024
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De los 12 estados que eligieron gobierno local, Chihuahua y Veracruz representan los dos extremos: el mayor y el menor crecimiento económico.

¿Sirve la economía para explicar el comportamiento electoral? Chihuahua ha tenido uno de los mejores desempeños económicos en México. Cerró el 2015 con una tasa de crecimiento superior a 6% y decenas de miles de empleos creados, pero los chihuahuenses dijeron no a la continuidad. Allí pasó lo mismo que en Querétaro, en las elecciones del 2015.

Veracruz tuvo uno de los peores desempeños del país. Registra una caída mayor a 2% en el PIB y una enorme destrucción de empleos en los últimos dos años. Ese estado ha vivido además un crecimiento explosivo de la deuda pública estatal y ha padecido el achicamiento de Pemex, motor económico tradicional en la zona. Votó a favor de un cambio.

¿Cuánto pesó la crisis económica veracruzana en las elecciones? El asunto es complejo; la crisis económica no es el único mal que aqueja a Veracruz. Tenemos la inseguridad y la mala fama del gobernador. ¿Contó más la inseguridad que la economía? ¿Dónde ponemos el factor Javier Duarte?… ¿Cuántos votos le costó al PRI apoyarlo?

De los 12 estados que eligieron gobierno local, Chihuahua y Veracruz representan los dos extremos: el mayor y el menor crecimiento económico. El hecho de que los dos hayan optado por la alternancia nos recuerda el riesgo de utilizar con simpleza la explicación economicista. Aguascalientes y Sinaloa tienen también altas cifras de crecimiento, pero votaron por un cambio. ¿Qué pasó ahí? El PIB no sirve por sí mismo para predecir el comportamiento electoral. No hay una relación simple de causa-efecto entre la economía y la política. Hay factores que trascienden ese vector. La cultura local, por ejemplo. En Aguascalientes, las leyes a favor de los homosexuales fueron parte de la campaña. Los sectores conservadores de Aguascalientes tropicalizaron un tema nacional y le dieron votos al PAN en una elección que se decidió por menos de 9,000 votos.

Si el comportamiento del PIB marcara siempre la tendencia electoral, Aguascalientes no hubiera votado tantas veces por la alternancia y Tamaulipas hubiera echado a los gobiernos del PRI desde hace varios sexenios. Aguascalientes es la entidad pequeña con mejor desempeño económico desde 1980. Tamaulipas es el caso más claro de potencial no aprovechado. Registra el menor crecimiento entre los estados de la frontera. Fue fiel al PRI durante ocho décadas.

Veamos a Chihuahua. Ciudad Juárez ha dejado atrás su peor crisis de seguridad y vive un proceso de normalización. ¿Mayor seguridad y buen PIB garantizan un triunfo para el partido en el gobierno? Claramente no. Los electores votan con el bolsillo, pero también con otras partes de su anatomía y/o indumentaria. Los chihuahuenses están cobrando en las urnas la homologación del IVA en las fronteras, la corrupción y el intento de construir un cacicazgo estatal del gobernador saliente, César Duarte. El voto fue en contra de la continuidad del Duartismo en la entidad. Los resultados económicos importaron poco.

“Es la economía, estúpido”, frase del estratega James Carville, sirvió para impulsar a Bill Clinton sobre George Bush en la elección de 1992. ¿Es así? Muchos creen que sí. Hay que tomar en cuenta que economía quiere decir mucho más que PIB, pero aun considerando el sentido más amplio, no basta para explicar una elección. La mente del elector no es una alcancía. No sólo es la economía, estúpido.