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La cotización de una moneda puede ser utilizada como un instrumento comercial, aunque ello pueda implicar una pérdida de riqueza y poder de compra de sus usuarios.

Un peso devaluado potencia los productos mexicanos, pero implica una pérdida de riqueza para los mexicanos y seguro un enorme descontento social.

Por ejemplo, en 1995 el peso se devaluó más de 100 por ciento y eso implicó que México pudiera sacar provecho del recién estrenado Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pero hay que recordar lo mal que nos fue a todos con la economía interna.

Hoy, el peso se ha depreciado, pero de una forma menos radical que en aquellos tiempos de paridad fija.

Esperemos que no regresen los tiempos en que se pretendía defender una paridad fija como perros, porque fueron los peores momentos económicos que recordamos.

Pero, ¿qué pasa cuando auténticamente una moneda tiene más vocación de ser un instrumento comercial, como en el caso de China?

Si ese país devalúa su moneda, el renminbi (mejor conocido en el mundo como yuan), podría haber ciudadanos que se enojen por perder poder de compra internacional, pero seguro no los dejarán elevar la voz de su malestar.

El gobierno chino ha sido acusado históricamente por el mundo por usar la paridad de su moneda como un instrumento de beneficio para el comercio global.

Si un producto, llevado a través de la cadena de producción en yuanes, es vendido en dólares a una paridad alta, el billete verde comprará más productos que con una paridad equilibrada.

Para entender el ejemplo y siempre tocando madera: es como si exportáramos un producto con una paridad de 35 pesos por dólar. Sería una mejor compra para el importador que si lo tiene que pagar en los actuales 20 por uno.

Pero China tiene ahora el pretexto perfecto para llevar la paridad de su moneda a donde ellos quieran.

Donald Trump disparó primero con sus aranceles a productos chinos. Ha llevado los montos de sanciones impositivas hasta prácticamente el mismo monto del total de las importaciones chinas de productos estadounidenses.

Vamos, China compra tan pocos productos estadounidenses que aranceles recíprocos son una medida limitada. Pero devaluar para contrarrestar la aplicación de aranceles es una medida muy efectiva.

El problema es que una medida draconiana como ésta afecta al planeta entero, por lo tanto, agrava las angustias comerciales de japoneses, europeos y demás.

Pero China, que no tiene que pedirle permiso a nadie, dispara este misil nuclear comercial en contra de Estados Unidos acercando cada vez más al mundo a una guerra comercial que desemboque en una recesión.

El renminbi ha perdido valor frente al dólar de manera constante durante los últimos días y es público que el gobierno central chino estudia la posibilidad de devaluar como respuesta al proteccionismo de Donald Trump, lo que echaría por tierra años de presiones internacionales para que el gigante asiático juegue limpio con su moneda.

Pero hoy no se ve a China como un provocador, sino como un país que se defiende. Esto le da mucho margen de maniobra.