Elecciones 2024
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El problema de nuestra época consiste en que los hombres no quieren ser útiles, sino importantes: Winston Churchill

Aunque a decir del Secretario del Medio Ambiente, Víctor Manuel Toledo, la 4T es una especie de entelequia, en los ánimos del presidente López Obrador, el concepto se encuentra vinculado a un proyecto político transexenal, a pesar de que un grupo de morenistas no lo comparten del todo.

Entendiendo que su proyecto político genera oposición y resistencias incluido el fuego amigo, el primer mandatario ha decidido de manera paulatina, apoyar sus principales proyectos de gobierno en las fuerzas armadas.

Además de estar involucrados en el combate al crimen organizado, el Ejército y la Marina, están inmersos en la construcción del Aeropuerto de Texcoco; en el desarrollo del Tren Maya; en la operación y vigilancia de puertos y aduanas; en la producción y distribución de equipo médico en medio de la pandemia, y ahora, en la construcción, así como en la habilitación de las sucursales del Banco del Bienestar en toda la República, solo por citar algunos ejemplos.

En la época post-revolucionaria, generales y caudillos dieron sentido y forma al sistema político mexicano, utilizando al PNR, y después al PRI, para moderar conflictos y confrontaciones entre civiles y militares.

Con la llegada de Miguel Alemán a la Presidencia, los militares aceptaron pasar a segundo término, y desde el siglo pasado, las fuerzas armadas de forma “lealmente indiscutible” se han convertido en los “guardianes de la democracia mexicana”, incluso después de la matanza del 2 de octubre de 1968, donde formaron parte de un plan perverso urdido por civiles que, derivó en uno de los episodios más tristes y vergonzosos de la historia moderna del país.

Mientras en otras latitudes latinoamericanas, los militares se cansaban de dar golpes de Estado, las fuerzas armadas mexicanas, a pesar de los escarceos y jugarretas civiles, sobradamente se han mantenido leales a los gobiernos civiles.

Sin embargo, esa lealtad ha provocado una “sobreprotección del Estado” que, les ha permitido de manera excesiva, lavar la ropa sucia en casa, y mantener una opacidad y poca transparencia que deben ser motivos de preocupación.

Recientemente, un grupo de académicos e investigadores durante el Foro “El arduo camino hacia un gobierno civil: De Calles y Cárdenas a Miguel Alemán” señalaban que, si bien desde 1945 cuando se institucionalizó el civilismo, las tareas civiles no han dejado de estar presentes en el ámbito militar.

En el sentido más amplio, las fuerzas armadas, particularmente el Ejército, ha tenido un rol de “Ejército constructor” en este sexenio que, tampoco corresponde a sus tareas sustanciales.

De hecho, desde el 2015, la Auditoría Superior de la Federación determinó como ilegal que la Secretaría de la Defensa Nacional, se dedique a labores de construcción ajenas a la función castrense.

Es así que los académicos, entre ellos, Diego Valadez, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, considera un riesgo y un problema que las fuerzas castrenses asuman facultades civiles porque “con la militarización de la administración pública nos alejamos de la posibilidad de que los militares lleguen a comparecer ante el Congreso” y transparenten sus actividades.

Es probable que el primer mandatario a su llegada a la Presidencia ha encontrado más corrupción de la que hasta ahora se conoce, y cree que, en el sector militar, existe más lealtad, disciplina y eficacia, aunque no honestidad al cien.

El País en una reciente publicación informa que el Ejército Mexicano desvió a una empresa fantasma casi 15 millones de dólares que estaban destinados a comprar armamento. Señala que entre el 2013 y el 2016 durante el gobierno de Enrique Peña, la SEDENA realizó compras a una compañía que simulaba operaciones porque no contaba con empleados ni infraestructura.

La empresa responsable es “DRM Aceros Internacional” a quien la Secretaría de la Defensa Nacional presuntamente compró insumos para la producción de armamento, municiones, explosivos y equipos militares. El detalle es que la empresa no existe.

En octubre del 2018, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) determinó que “DRM Acero Internacional” no contaba con empleados ni tampoco infraestructura propia. Es una empresa fantasma. La instancia militar que otorgó los contratos fue la Dirección General de Industria Militar.

Dicen que para muestra un botón. En efecto, lo que sobra en el Verde Olivo es lealtad, disciplina y eficacia. Donde hay vacíos y fallas, es en la transparencia, y parece ser que también en la honestidad valiente.

De la libreta

  1. Felipe Calderón tiene el “Síndrome Salinas”. Cuando se revelaron los arreglos de su hermano Raúl, Carlos Salinas declaró desconocer sobre las actividades de su hermano a quien llamaban “Mr. Ten per cent”. A Calderón le pasa lo mismo, no sabía de las actividades ilegales de su Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, a quien protegió durante su sexenio, a pesar de los múltiples señalamientos en su contra. Pinta mal para el “haiga sido lo que haiga sido”.
  2. La alcaldesa de Naucalpan, la expanista y ahora simulada morenista, Patricia Durán Reveles, está lejos de gobernar su municipio, parece más preocupada en la simulación que, en la acción de gobierno.

@HectorHerreraAR

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