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Los primeros en estar listos cuando el Covid-19 era un virus extraño y lejano a nuestro país. Los que leían al respecto y nos informaban los avances que iban encontrando en su literatura científica bajo reacciones y posibles efectos a la hora que tuviéramos que enfrentarlo.

Si usted y yo hemos conocido la verdadera fatiga de tener que rehacer nuestras actividades diarias y por qué no, un tanto nuestra vida a causa del cierre de oficinas, del desplome de ingresos a falta de trabajo, de la convivencia familiar bajo el mismo techo y con el mismo internet, y todo lo que se le venga a la mente; pues resulta algo mínimo en comparación con quienes forman parte del personal médico.

Doctores, enfermeros, camilleros, conductores de ambulancia, personal administrativo y de limpieza, han sufrido la exposición que su trabajo les ha obligado, sí o sí dentro de los hospitales.

Nuestro país se encuentra en una crisis que día con día se extiende como una mancha que nos va dividiendo y que nos está matando a toda costa, bajo supuestas estrategias planteadas para todo lo contrario.

El personal sanitario de nuestro país es y ha sido el más descuidado en una lista de 18 países, según el informe publicado por la Organización Panamericana de la Salud quien ubica a México como primer lugar en fallecimientos del personal de salud a causa del Covid19.

Estados Unidos, Perú, Brasil y Argentina están por debajo de nuestros más de 2,996 muertes del personal de salud, este número hasta el mes de febrero de este año.

Porque estar frente a una pandemia de este nivel, no justifica que mueran a causa de ella. Porque podríamos hablar de países como Uruguay, quien solo contabiliza 5 miembros del personal de salud muertos a causa del virus, de más de 2592 infectados.

Es decir, las estrategias de cada país han variado, pero sobre todo no han descuidado a quienes se han ubicado en primera, segunda o cualquier línea de atención a pacientes infectados. Todo aquél que labore en salud, debió de haber sido elegido para ser vacunado con las primeras dosis que llegaron al país.

La fotoperiodista francesa Lauren Cegeai realizó un trabajo visual para la revista Paris Match sobre los equipos de reanimación del Hospital North Marseille, en Francia.

Durante tres días y tres noches capturó escenas que bien podríamos ubicarlas en cualquier hospital de cualquier parte del mundo. Porque siguen siendo ellos los que coordinan y dirigen las acciones necesarias para salvar la vida de los pacientes contagiados y severamente atacados por el Covid19.

En el reportaje se hace énfasis en el cansancio de los médicos, de sentir que cada día están llegando a su límite, pero no tienen ninguna otra opción mas que seguir y no descansar.

Esta serie de fotografías fueron publicadas a principios de este mes, y confieso que decidí guardarlas para hablar de ellas porque más allá de una cobertura periodística, cada una tiene un sinfín de mensajes en los que los médicos pueden identificarse y uno, como externo puede darse cuenta de sus labores en momentos críticos.

El cuerpo siempre nos habla, y por ello debemos de aprender a observarlo a la hora de hacer nuestro trabajo o como espectador.

En la fotografía principal que ahora les presento, vemos a 13 personas involucradas con el estado de salud de un solo paciente, el cual se encuentra entre cables y equipo médico.

Trece personas para un solo paciente, cada uno de ellos con los ojos puestos sobre sus respectivas acciones para no perder una vida. La mirada como ancla, como la demostración más clara de interés e importancia.

No veo nada más, solo lo que me importa. Los cuerpos encorvados, como si tuvieran que refrendar que su objetivo es el paciente X que está en sus manos. El ceño fruncido que ratifica que su conocimiento y expertise se mueve en altas velocidades en su cerebro, ¿qué hacer?¿qué sigue?.

Un trabajo desgastante pero apasionante para quienes lo hacen, y esta es una escena de cualquier hospital en cualquier país del mundo, y podría asegurarles que también con médicos que trabajan en hospitales privados o públicos.

El personal médico en nuestro país enfrenta dos severas crisis, su atención y la división que ha impuesto el presidente Andrés Manuel López Obrador y su equipo de trabajo, en clasificarlos como privados y públicos.

La dureza física y psicológica es igual, no distingue los diplomas ni mucho menos la infraestructura de un hospital. La pandemia ha venido a demostrar que el ser humano no tiene claro el potencial de un virus como este, y tan es así que hemos llegado al día de hoy a 2 millones, 299 mil 939 contagios.

Ellos necesitan ser vacunados y sobre todo ser reconocidos por su labor en este brete de salud. Ya nadie habla de ellos, ni de su cansancio, ni de la continua falta de equipo de protección en hospitales públicos (principalmente) como cubrebocas o caretas que ellos mismos han tenido que solventar.

Es decir, no necesitamos más división en este momento, sino el debido respeto a quienes no han dejado de documentarse, estudiar, proponer, enfrentarse y salvar a nuestros amigos o familiares que han estado internados a causa del Covid.

Es una verdadera lástima que este gobierno vea al personal médico como los últimos que deban recibir una vacuna contra el virus, cuando han sido los primeros en enfrentarse cuando todo era desconocido y los que no han tenido descanso al jugársela por todos.

El personal médico: los primeros y los últimos - screen-shot-2021-04-16-at-202355
Foto: Lauren Cegeai.