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Si el gobierno federal pretende pasar por el Congreso un Paquete Económico para el 2020 que busque gastar a manos llenas, como una especie de programa contracíclico, se va a equivocar.

En primer lugar, porque los mecanismos de gasto de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador no son generadores de inversión y crecimiento. Los esquemas de ejercicio del gasto público están tan enfocados en el asistencialismo que incluso no son generadores de consumo, y los proyectos de inversión no son precisamente atractivos para los capitales.

Pero, también, si la 4T sobrestima las variables macroeconómicas y con ello hace cálculos de gasto que no correspondan con la realidad de unos ingresos más precarios, vendrá un castigo del mercado que, en la expectativa de una baja en la actividad económica mundial, habrá de ponerse más quisquilloso al momento de dirigir sus capitales.

Por ejemplo, si hay insistencia en que la economía va a crecer a 4% o que la plataforma de exportación de petróleo podrá aumentar de manera casi mágica y con precios elevados la mezcla mexicana, se corre el riesgo de no cumplir con las metas de ingreso y aumentar los niveles de déficit y deuda.

Aumentar el gasto público no es una medida que en el México de hoy se pueda usar para fomentar el crecimiento. Los estímulos tendrían que pasar por el incremento de la confianza, algo que se ve cuesta arriba.

Si el presidente Andrés Manuel López Obrador realmente está convencido de que se deben mantener las finanzas públicas sanas, tendrá que recortar más el gasto público. Lo cual debe ser aterrador para muchas áreas del sector público que han sufrido recortes presupuestales francamente irresponsables, por el daño social que han provocado.

La otra es aumentar los ingresos no petroleros. Pero eso de subir o crear impuestos es algo que pone los pelos de punta al presidente, porque invariablemente eso tiene impacto en la popularidad de cualquiera, hasta de aquel que carga bajo el brazo su certificado de 30 millones de votos. El punto es que hay integrantes del partido del presidente que buscan que sí haya aumentos en los impuestos para el próximo año.

Alfonso Ramírez Cuellar, presidente de la Comisión de Presupuesto, morenista y por muchos años enemigo de las políticas neoliberales, ahora en su trinchera propone aumentar la recaudación por impuestos federales como la Tenencia.

Esto le valió una corrección presidencial. López Obrador promete que ni la Tenencia, ni ningún otro impuesto será elevado o creado alguno nuevo.

Entonces, lo que intenta es echar la bolita a los presidentes municipales para que cobren mejor el Predial si es que quieren tener más recursos. Es el, “hágase la voluntad de tener más recursos, pero en los contribuyentes de mi compadre”.

Y si nada de esto funciona, pues viene la amenaza de echar mano de los fondos contingentes para completar el gasto y cumplir la palabra presidencial. Así de grave.

Se confirma pues que el Paquete Económico del próximo año será determinante para definir los niveles de confianza de los mercados en la economía mexicana.

Puede el gobierno lopezobradorista presentar un paquete amable con los contribuyentes y que los duendes morenistas se encarguen de adicionarlo en lo oscurito con más impuestos, y así equilibrar las cuentas.

Es prácticamente imposible que la 4T renuncie a sus niveles de gasto asistencialista, y si no cuadran con los niveles de ingreso, la señal es pésima.

Así, los criterios económicos, la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos del 2020 son una prueba de confianza para los mercados, en la antesala de lo que bien podría ser una recesión mundial.

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