Elecciones 2024
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No es casualidad que el anuncio de la construcción del nuevo aeropuerto de la capital del país tuviera que esperar a que las reformas legislativas más importantes de este gobierno quedaran concretadas.

Habría sido mejor en todo caso presentar el proyecto desde el inicio del sexenio para tener tiempo de cortar con toda calma el listón inaugural y no tener ahora que enfrentar las prisas de tener solamente cuatro años antes de que termine esta administración.

Sin embargo, la construcción del aeropuerto es un asunto tan complejo como lo fue la reforma energética. Hay opositores gratuitos, radicales, con ganas de provocar un enorme conflicto que les deje alguna ganancia personal.

El mal manejo del proyecto pretendido por el gobierno de Vicente Fox hizo crecer a un grupo radical que se alquilaba para violentar cualquier manifestación.

Felipe Calderón no se atrevió a proponer siquiera la posibilidad de construir una nueva terminal aérea, aunque fuera tan necesaria para esta ciudad y este país.

Y es que los grupos violentos de San Salvador Atenco tuvieron todos los elementos para convertirse en bandera de los más radicales. Había un discurso de defensa de la tierra, lo que acomodaba muy bien al uso de la imagen de Emiliano Zapata, empuñaron machetes que simbolizan la misma lucha revolucionaria, dieron carne de cañón a los grupos que buscaban descarrilar a los gobiernos por cualquier vía.

En medio de la efervescencia por las campañas presidenciales del 2006, dos meses antes de las elecciones, estos grupos protagonizaron un enfrentamiento violento contra las fuerzas federales y estatales con el resultado de dos personas muertas y el encarcelamiento del líder del grupo de manifestantes de San Salvador Atenco, Ignacio del Valle, quien fue sentenciado a 67 años de cárcel.

Fueron al final de cuentas las autoridades del gobierno del Estado de México las que les pusieron un alto a estos grupos. En esos tiempos ese gobierno local estaba encabezado por Enrique Peña Nieto.

El nuevo aeropuerto de la ciudad de México está cuidadosamente planeado fuera de los territorios de Atenco y otros pueblos afines a los grupos radicales. Ha sido un proceso cuidadoso de planeación y hoy está listo, es jurídicamente impecable y no cabe duda de que es de evidente urgencia su construcción.

Pero los antecedentes apuntan a que estos grupos encontrarán en la edificación del nuevo aeropuerto una oportunidad para la resucitación política.

Ya existe el antecedente en este sexenio de que el llamado Frente Unidos Tepoztlán tiene hincado al gobierno de Peña Nieto con la suspensión de la obra de la autopista La Pera-Cuautla. Sin embargo, como esta derrota ocurre en un pequeño tramo del perredista estado de Morelos, no ha trascendido.

El nuevo aeropuerto de la ciudad de México es la obra de infraestructura más importante del sexenio y los opositores lo saben. Por eso el retraso y el cuidado en su anuncio. Y por eso la importancia para los que quieren descarrilar al gobierno.

Así es que después de la afortunada reforma energética, este asunto es el que ahora se convierte en la nueva bandera del gobierno de Peña Nieto.

Es tan visible un aeropuerto que su éxito se convierte en una nueva prioridad gubernamental, y por lo tanto su fracaso se asume como algo que importa a los radicales que encuentran una oportunidad de revancha. Ya veremos.