Elecciones 2024
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De acuerdo a definiciones teóricas, una protesta social es una exhibición pública de la opinión de un grupo de personas, llámele activista o meros ciudadanos, en las calles con la intención de demostrar su punto de vista a favor o en contra de alguna causa.

Entre más gente, mayor ruido, mayor visivilización, aunque esto no asegura que con solo eso sea una protesta exitosa.

Nuestro país sabe de eso, la Ciudad de México es el centro de toda protesta y no solo por ser la capital sino porque la gente sabe vivir con ellas y a pesar de ellas. La mayor parte de quienes la habitan han acudido a una protesta, chica, mediana, grande, violenta e histórica.

La ciudad ha aprendido a cumplir con sus actividades con cierres de calles y avenidas principales, por causas conocidas y también muchas desconocidas. Las clásicas, las de cada año, las que no debes de acercarte a la zona, las que debes de ir, las que puedes llevar a tus hijos y las que es mejor quedarse en casa.

Vivir en la capital, es atender con obligación cada marcha por el simple hecho de saber su causa. Es aprender de su historia y de la importancia para familias enteras el poder salir a la calle a buscar respuestas, soluciones o al menos un mínimo eco.

Desde antes de tomar mi decisión de mudarme al antes DF, comencé a involucrarme con ellas, en particular con las que dirigían Javier Sicilia y Lebarón, hasta llegué a fotografiar alguna con una bota de férula en mi pierna izquierda.

Quienes marchan y organizan un acto social, se cansan, sudan, se despeinan, gritan hasta quedarse sin voz, se desgastan, cada paso es parte de su lucha, algunos hacen una especie de fragmentación entre tanto número de personas.

Las marchas, en su mayoría, suelen estar organizadas y la propia causa “encausa” las voces de todos los que se van atrás y atrás.

Pero la gente se acerca, gritan a favor o gritan en contra, nadie para.

Las consignas van como si fuera una “ola” en cualquier estado de fútbol, comienzan en el frente y van pasando unas tras otras hasta que cumplen su ciclo de vida con los últimos grupos que cierran la mancha de los que caminan y protestan.

Creo fielmente que hay protestas montadas y hay las que no, y el show que hemos visto por parte del “político acusado de violación” como es descrito en Agencias Internacionales de Noticias, es decir, Félix Salgado Macedonio instauró un plantón desde el miércoles pasado frente al Tribunal Electoral de México.

Porque nunca dejaremos de paso que el señor Salgado Macedonio ha sido acusado de violar a una menor de edad en 1998 y de abusar sexualmente de una periodista en el 2016, aunado a estar incriminado en otras cinco agresiones sexuales.

Pero la causa que ahorita le preocupa, es la de recuperar su candidatura a gobernador de Guerrero, aún y con las pruebas de no haber cumplido con la presentación de gastos de campaña de manera correcta ante el INE.

Más de doscientas personas que llegaron del estado de Guerrero a la capital, pasaron su primera noche en un campamento afuera del Instituto Nacional Electoral.

Protestaron ante el INE, y sacaron una casa de campaña de color verde con amarillo, dos sillas plegables de las que se usan en el campo o en la playa.

El propio presidente del partido de Morena, Mario Delgado llegó para acompañar a Macedonio a pedir al unísono “justicia” para el abuso que el INE realizaba ante ellos.

Las imágenes que vimos son tan frías, tan vacías de una causa social que en realidad encienda a la capital o a los mexicanos en todo el país.

Macedonio y Delgado, lucieron todo el tiempo peinados, con sus pantalones casi sin arrugas, sus camisas también, chamarras calientitas y de marca, Mario con su chaleco adecuado del color y símbolo de su partido.

En la foto que hoy tomamos en este espacio, el presidente del partido luce con una especie de colcha sobre su espalda.

Dos hombres en la comodidad de sillas plegables, para así no tener que estar en el piso. Peinados de manera correcta, aseados y sin ningún rasgo de cansancio físico o sin haber perdido la voz.

Pero veamos a detalle la imagen, quien llegó para dar soporte al innecesario acto frente al Instituto Nacional Electoral, tuvo que ser el propio Mario Delgado para que también el impacto mediático fuera mayor.

Vemos a Félix Salgado como un maniquí, a expensas de lo que el hombre a su izquierda lo defienda y lleve la batuta. Su sentado relajado, echado para atrás, piernas y brazos abiertos y su mirada perdida como si recordara algo que lo deja fuera de la jugada de ese momento.

Mario Delgado en lo suyo, sentado más de manera correcta, cercana a la reportera y a empoderar y asegurar cada una de las palabras en su discurso.

La colcha para hacerse sentir “gente” y cercana. Sin embargo, todos a su alrededor son de su gente de trabajo, sus asistentes, sus fotógrafos, sus cercanos. ¿Y la gente?

Dos políticos jugando el mismo juego de hacer creer a la gente que los ve de lejos, que son cercanos, que están de tú a tú con todos los guerrerenses ofendidos porque al “político acusado de violación” le fue retirada su candidatura por la vía limpia.

Ellos gritaban en sus consignas ¡Va a caer, va a caer el INE va a caer!, yo diría por qué tendría que caer el INE quien juega y ha jugado como un instituto que funciona para llevar las reglas del juego y hacer que se cumplan.

En esta foto y en el resto que se han publicado en otros medios, los que están montando un numerito falso y sin causa, son ellos.

Véalo usted y en cada una de ellas verá estos dos personajes rodeados de los suyos, o sea del puro interés de quien no ve que nuestro país es democrático y cuenta con instituciones que deben de ser respetadas.

El montaje de esos dos - screen-shot-2021-04-09-at-200225
SurAcapulco.mx