Elecciones 2024
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No hay novedad política más interesante en México que el anuncio de un frente amplio democrático o frente amplio opositor.

Este frente se propone reunir, en torno a un programa y a un candidato presidencial común, los esfuerzos de varios partidos (PAN, PRD, Movimiento Ciudadano), de candidatos independientes y de ciudadanos sin partido.

Es solo una convocatoria, pero apunta hacia una nueva mayoría. Jorge Castañeda ha hecho los números:

“De acuerdo con las encuestas actuales: PAN (23 por ciento), PRD (7 por ciento), MC (4-5 por ciento) e incluso los independientes con 5 por ciento”.

Si los convocantes del frente logran sumar los números de las encuestas, tendrían una votación cercana a 40 por ciento.

“En teoría”, sigue Castañeda, “Andrés Manuel López Obrador no llega a más que 35 por ciento, en el mejor de los casos (su cifra de 2006)”. (El Financiero, 26 de junio 2017).

Si el frente logra romper la incredulidad de los ciudadanos que rechazan la política porque rechazan a los partidos, sus cifras podrían ser mayores aún.

Vencer la incredulidad ciudadana exige que los partidos convocantes del frente le den a la sociedad un espacio central en su diseño.

Es fundamental que definan reglas de elección que no carguen los dados hacia los candidatos que surgen de los partidos, sino que abran posibilidades efectivas de ganar a candidatos sin partido.

Es fundamental también definir la agenda del frente. Puede ser una agenda sencilla, realista y deseable a la vez, que dibuje un propósito de gobierno más que una convergencia ideológica o filosófica.

En el México de hoy hay cinco puntos obligados de la agenda: 1.Corrupción. 2. Prosperidad y empleo. 3. Seguridad pública. 4. Estado de bienestar. 5. Estado de derecho.

La discusión sobre cómo cumplir esta agenda, mediante el gobierno de coalición que el frente propone, podría ser el eje de la competencia entre los aspirantes a la Presidencia del propio frente.

Un debate así tendría un efecto refrescante sobre el ambiente público, ganaría la atención de los medios y quizá la imaginación descreída de los ciudadanos.

Ideal sería vincular el debate de la agenda al mecanismo de selección del candidato presidencial del frente. Mañana, una idea sobre de cómo lograr esto.

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