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Si hubiera de qué culparte, ya lo habría hecho. Florestán

Recuerdo pocos casos de un interés periodístico tal como el del crematorio abandonado de Acapulco y en el que encontraron 60 cadáveres embalsamados cuyo origen e identidad se desconocen y todo en medio del clima de muertes, desapariciones, criminalidad e impunidad que se vive en Guerrero, donde la delincuencia ha desbordado a la ley, al Estado y a la sociedad.

Todo comenzó con el reporte de un vecino de Llano Largo, en el municipio de Acapulco, que denunció un olor fétido ya insoportable en una empresa dedicada a la cremación de cadáveres ubicada en la carretera Cayaco-Puerto Marqués, a 6 kilómetros del blindado Boulevard de las Naciones y a menos de 10 de la zona Diamante, la más cara del rumbo.

Con la denuncia, elementos de la policía local llegaron al local y no se creyeron lo que vieron: una serie de cadáveres, momificados, envueltos en sábanas blancas, cubiertos con capas de cal y apilados en orden.

El reporte inmediato fue a la Fiscalía General de Guerrero, cuyos elementos y peritos arribaron para documentar la irrealidad de aquel anfiteatro.

Pero luego se formaron las familias que habían entregado allí directamente o a una funeraria, los cadáveres de sus cercanos para que los incineraran, lo que ahora se documenta terroríficamente que nunca hicieron, a pesar de haber entregado a los deudos urnas con sus supuestas cenizas.

Al principio, y en las condiciones que privan en Guerrero, se denunció una fosa con 60 muertos.

Pasadas las horas se descubrió que no había tal, que lo único cierto eran los cadáveres embalsamados en la realización de un lúgubre fraude cuyo autor, prófugo, cobraba por simular su cremación.

No recuerdo otra historia como esta, y por eso ejercí la capacidad y obligación esencial de nuestro oficio: sorprenderme y contarles.

RETALES

1. VÁZQUEZ RAÑA. El día 3, el grupo de Mario Vázquez Raña se bajó del tema de las cadenas de televisión y los profundos especialistas soltaron largos y sesudos análisis sobre el retiro, argumentando la baja en la entrega de televisiones, la fuerza del monopolio, la falta de garantías, cuando todo era, en el fondo, un asunto de vida y muerte. Pero así son ellos, y así es la muerte. Mario falleció a los cinco días;

2. CONGELADORA. Dirán misa, pero la minuta sobre la regulación del conflicto de intereses fue aprobada, e inmediatamente olvidada, en el Senado, el 3 de febrero de 2008. Salió por unanimidad de 107 votos y ahí quedó. ¿No sería tiempo de revivirla?; y

3. ESPEJO. Los partidos se culpan de frenar la Ley Anticorrupción. Todos hablan a su favor, pero nadie la vota y están en el último período ordinario de esta legislatura. La minuta la pueden encontrar en la misma congeladora en la que guardan el nombramiento del fiscal anticorrupción, pero como primero es la ley…

Nos vemos mañana, pero en privado