Elecciones 2024
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El punto de inflexión ocurrió en los comicios del 2015. Ya había expirado el Mexican Moment que eficientemente vendieron los publicistas del gobierno federal. Ya habían acontecido las tragedias de Tlatlaya y Ayotzinapa, además del escándalo de la Casa Blanca. Frente a los comicios intermedios del sexenio peñista, el PRI que dirigía entonces César Camacho Quiroz apostó a la fórmula que en la década anterior rindió resultados.

Las estructuras que operaban en tierra habían sido entrenadas por Rosario Robles, mientras que la estrategia de comunicación obedecía pautas perfiladas por el equipo formado por Ana María Olabuenaga y Liébano Sáenz, aunque el exgobernador mexiquense tenía como estratega de cabecera al publicista Carlos Alazraki.

Más que el retroceso electoral, lo que preocupó a la cúpula tricolor fue la irrupción de Morena. Camacho Quiroz dejó la presidencia del CEN y Manlio Fabio Beltrones tomó la estafeta. A partir de entonces, con el aval de Los Pinos, comenzó la implementación del programa Ágora, un sistema de microtargeting electoral con muchos padres —Ricardo Gamundi Rosas o Willy Ochoa, entre ellos—, pero pobres resultados.

La prueba de fuego de ese nuevo sistema de promoción y movilización electoral ocurriría en los comicios del 2016, donde hubo elecciones para gobernador en Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.

Para entonces, el consultor andorri Jordi Segarra llevaba una década de trabajo intermitente en México. Y hasta entonces, nunca había trabajado para el PRI. En el 2012, de la mano de Mónica Arriola Gordillo y Luis Castro Obregón, armó la estrategia de la campaña presidencial de Gabriel Quadri.

El Equipo de Campaña era el nombre del despacho encabezado por Segarra, periodista de profesión. Y en el primer tramo del sexenio peñista se integró al equipo estratégico del PAN, entonces encabezado por Gustavo Madero Muñoz. Sus primeras incursiones en ese ciclo electoral ocurrieron en San Luis Potosí.

En el 2016, con la idea de liquidar a la maquinaria tricolor, fue enviado al cuarto de guerra de las entidades donde la cúpula blanquiazul lo consideraba que podría competir por las gubernaturas. En Aguascalientes apoyó al exsenador Martín Orozco, quien derrotó a la priista Lorena Martínez. En Tlaxcala, por el contrario, sus recomendaciones no sirvieron para derrotar al priista Marco Antonio Mena; los votos que Morena obtuvo, a través de Lorena Cuéllar, sirvieron para que el tricolor mantuviera el poder.

Los consultores políticos —sean locales o foráneos— no distinguen ideologías o sellos partidistas. Segarra ganó en Aguascalientes, con el PAN, y en Hidalgo… con el priista Omar Fayad. Más adelante, contactado por el entonces secretario de gobierno del DF, Héctor Serrano, el estratega andorri, manejaría las campañas perredistas. ¿Su expertise? Saberle ganar a Morena.

En los años del peñismo, empero, la mayoría de sus clientes fueron candidatos priistas, entre ellos Ivonne Álvarez en Nuevo León y Ricardo Barroso Agramont, en el 2015. En el 2017 fue invitado a incorporarse a la campaña de Alfredo del Mazo por la gubernatura del Estado de México, pero Los Pinos prefirieron a Alejandra Sota.

Alejado de México, en ciernes el escándalo por Odebrecht, viró hacia Perú —donde trabajó para Pedro Pablo Kuczynski—, Costa Rica y Ecuador, con Lenín Moreno. Segarra no estuvo en las elecciones presidenciales de México en el 2018.

Desde entonces el Andorrano —como le llaman algunos de sus rivales aztecas— ha obtenido triunfos relevantes. En las elecciones de Panamá, donde asesoró al candidato triunfador, Laurentino Nito Cortizo, del PRD. El candidato oficialista José Isabel Blandón contó con la asesoría del consultor mexicano Roberto Trad, mientras que Alejandra Sota y Sergio Torres estuvieron con Rómulo Roux, quien se convirtió en el rival del puntero y quedó a 2 puntos.

Cortizo siguió la pauta marcada por Segarra, quien atendió puntualmente la información de las encuestas y diseñó una estrategia que aprovechó la pugna entre el entonces presidente Varela y su antecesor, Martinelli. “Cortizo hizo lo que tenía que hacer. Administrar su ventaja y lo hizo bien”, revela un consultor mexicano que estuvo en esa campaña, “logró que el PRD regresara a la Presidencia, después de una década y con el riesgo latente de desaparecer como fuerza política”.

De Panamá a Guatemala. Segarra y su socio Paco Valery asesoraron al candidato derechista Alejandro Giammattei, quien se impuso en la segunda vuelta.

Efectos secundarios

POSTURAS. En vísperas de la reunión entre la familia LeBarón y el presidente Andrés Manuel López Obrador, la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, solicitó un replanteamiento de la estrategia implementada por la Federación a través de la llamada “mesa de seguridad”, a fin de garantizar mejores resultados a los ciudadanos. Ese tema, reconoció la mandataria priista, es el principal asunto de interés para la opinión pública a nivel nacional y en los 72 municipios sonorenses es la misma prioridad.