Tiene México, en fin, un gobierno que trabaja con base en la simulación. Pero es un gobierno con suerte. Seis de cada 10 mexicanos lo quieren
Como doblan a Ebrard: ganó la encuesta de 2012 para ser candidato del PRD y se la cedió al hoy presidente; Trump dice que “nunca he visto a nadie doblarse como él”; y Pompeo le dijo “me vale lo que digas, lo que sea que te ayude es cuestión tuya, no mía”.
En su nuevo libro, el ex secretario de Estado Mike Pompeo escribe que Ebrard aceptó que México se convirtiera en la sala de espera de los migrantes ilegales deportados por Estados Unidos, y ocultarle el acuerdo a los ciudadanos mexicanos.
Antes, Trump había revelado en un acto público cómo dobló a Ebrard como “nunca había visto a alguien doblarse”, cuando el canciller aceptó el programa estadounidense Quédate en México, que era lo mismo que el de Pompeo, pero ya de manera oficial:
“Entra Ebrard a mi oficina y se ríe de mí cuando le digo: ‘Necesitamos 28 mil soldados en la frontera, gratis’. Me miró y me dijo algo como ‘¿Desplegar soldados, gratis?’ ‘¿Por qué haríamos eso en México?’ Le dije: ‘necesitamos algo llamado ‘Quédate en México’”.
“Entonces él me miró y me dijo: ‘¡Señor: será un honor tener 28 mil soldados en la frontera! ¡Será un honor tener ‘Quédate en el Maldito México’! ¡Queremos tener ‘Quédate en México!’”
Y, ahora, cuenta Pompeo que, el 15 de noviembre de 2018 se encontró con Ebrard en Houston, antes de la toma de posesión del actual presidente mexicano cedió a su pedido de que México aceptara a los deportados, pero a condición de que fuera en secreto.
Revela Pompeo que le contestó a Ebrard: “Mira, me vale un bledo lo que digas. Lo que sea que te ayude internamente, es cuestión tuya”. Es decir, ni el presidente de Estados Unidos, ni el secretario de Estado le tenían el más mínimo respeto a Ebrard.
Y, al doblarse Ebrard, México se convirtió en 2019 en el tercer país con más solicitantes de asilo en el mundo (131 mil 400, sólo en 2021), detrás de Estados Unidos y Alemania, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados.
Aunque la primera doblada fue la neófita Olga Sánchez: un mes antes de asumir como secretaria de Gobernación, reveló al Washington Post que había acordado que México fuera patio trasero de Estados Unidos para recibir deportados.
Incluso, el que sería su segundo en Segob, Zoé Robledo, dijo a Reuters que a los migrantes que esperasen aquí se les ofrecerían empleos en las maquiladoras. Hasta el aún presidente electo prometió visas de trabajo a los migrantes.
Tiene México, en fin, un gobierno que trabaja con base en la simulación. Pero es un gobierno con suerte. Seis de cada 10 mexicanos lo quieren.
No deja de ser penoso.