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Cada que la eufemística Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación se manifiesta en las calles parece que lo hiciera por primera vez (por el desastre vial y económico que genera), pero lo cierto es que la movilización le es tan consustancial que si dejara de practicarla perdería su razón de ser.

Lo que sea que use de bandera le sirve para obtener canonjías y apuntalar la impunidad de que goza, porque su estrategia consiste en plantear problemas, pero no para que se resuelvan, sino como coartada para no dejar de movilizarse.

Su lógica es la del curandero que va de viaje y le pide al hijo atender a los pacientes. A su regreso pregunta por las novedades y el aprendiz le dice de una: la del señor que iba cada tercer día para que se le limpiara una infección. “Ya está curado”, presumió; “tenía una espina y se la saqué…”. Iba a narrar su hazaña, pero el padre lo atajó: “¡Pues qué retependejo eres!, el chiste era que siguiera viniendo a curación…”.

La CNTE nació en Chiapas dizque para “democratizar” al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y tumbar a Elba Esther Gordillo (a quien acusaba inclusive de asesinato). Su principal bastión es la sección 22 de Oaxaca y tiene franquicias menores pero poderosas en otras entidades (en enero, la de Michoacán saboteó las vías férreas durante casi un mes). Hoy la profesora no es el objetivo (se alió al lopezobradorismo), pero el gobierno de Enrique Peña Nieto le dejó una veta de oro para explotar: la reforma educativa a la que el Congreso está por aplicar la eutanasia.

Pese a que AMLO desde su precampaña le ofreció a esa facción derogar esas leyes (hasta prometió devolverle la rectoría de la enseñanza) y a que está por surgir otra a la medida, la corrosiva 22 volvió a cercar esta semana la Cámara de Diputados… como lo hizo apenas hace menos de un mes para exigir la reinstalación de profesores cesados y el fin de la evaluación docente.

Ahora dice discrepar del dictamen de las comisiones unidas de Educación y Puntos Constitucionales para reformar tres artículos constitucionales.

El presidente López Obrador puso a los secretarios Olga Sánchez Cordero y Esteban Moctezuma a platicar con los pancheros. “Que no nos confundan, no somos los mismos (…). Siempre hemos cumplido. Somos congruentes y consecuentes. Siempre dije que no estaba de acuerdo con la mal llamada reforma educativa. Considero que no hay razón, no hay argumentos para sostener que estamos incumpliendo nuestra palabra y compromiso. No sé qué motiva este movimiento. Grupos que en apariencia son radicales demuestran más su adhesión al conservadurismo”.

Diga lo que diga y haga lo que haga, nada satisfará los inconfesables apetitos de la CNTE, que representa lo pior del magisterio nacional y tiene en su asedio a San Lázaro su caballo de Troya: 40 diputaciones con los atentos saludos de Morena…