En 2023, esta misma encuesta reflejó el temor de que, de nuevo en el cargo, Trump podría repetir su mala actuación en situaciones peligrosas, como la respuesta a la Pandemia de COVID-19 y la relación con China
En solo 6 semanas, la vicepresidenta Kamala Harris -sin ser aún plenamente conocida- logró, lo que nadie habría imaginado.
No solo un aplastante triunfo en su debate sobre el republicano Donald Trump, que ya no quiso repetir el 23 de Octubre en la Cadena CNN y quien hasta el 21 de julio, muchos creían sería el ganador de una apretada elección, sino también triplicar las contribuciones de campaña que se han dado a Trump en todo el año, rebasar en confianza y preferencias electorales al expresidente, en una gran parte del país y en especial en 7 estados ‘swing’ o “columpio,” de los que -según expertos- solo 3, podrían decidir el resultado de la elección, del 5 de noviembre.
Pensilvania, donde Harris logró una ligera ventaja de 2%, Carolina del Norte, donde se registra un apretado empate con Trump (y donde podrían cambiar súbitamente las cosas, por algo que le explicaré más adelante) y Georgia, donde ambos tienen 2 puntos de ventaja, casi en el margen de error, como en Arizona, Nevada, Michigan o Wisconsin.
Frustrado, iracundo, temeroso y desesperado por el creciente apoyo que la vicepresidenta Harris, ha recibido de 200 exfuncionarios de alto nivel de expresidentes republicanos, el exvicepresidente Dick Cheney, el cantante Bruce Springsteen y más recientemente de la carismática, autora y cantante de fama internacional Taylor Swift, -de quien Trump, tramposamente había usado imagen para asegurar que lo apoyaba-, aumentó la tensión y pánico del controversial expresidente.
En los tediosos y aburridos discursos de hasta de 80 minutos, ricos en quejas, mentiras, insistencia en un nunca probado “fraude electoral”, promesas huecas, amenazas e intimidación, pero sin propuestas constructivas claras y mensajes a la unidad, Trump descarga su resentimiento, odio y coraje por una humillante derrota electoral en 2020, que no ha logrado superar, por casi un centenar de cargos criminales en 4 estados y el Distrito de Columbia, de los que solo dos se le declaró convicto, el expresidente, ignora el consejo de sus nerviosos asesores, que han llegado a la conclusión de que deben dejarlo “ser Trump,” y confiar que no perderá votantes, con sus mensajes de odio y división, que constituyen un verdadero Asalto a la Razón.
Distorsión de hechos, ataques y amenazas al presidente Joe Biden, a Kamala Harris, al gobernador Tim Walz, candidato a la vicepresidencia, al procurador de Justicia, directores del FBI y CIA, a fiscales y magistrados que han llevado sus casos.
Y eventualmente, prepotentes ataques físicos y verbales a responsables del Cementerio Nacional de Arlington y la Tumba del Soldado Desconocido, para posar para fotografías de su campaña, insultos contra Taylor Swift, tras endosar a Kamala Harris, después de que Trump a través de sus redes sociales, le había pedido “no ser ingrata ni desleal” al hombre que “le ayudó a ganar dinero,” lo que también resultó ser mentira.
Arrastrado por sus incontrolables impulsos, Trump usa sus redes sociales, actos de campaña, entrevistas y cuanto puede, para insultar a la vicepresidenta Harris.
Le llama “camarada”, “comunista”, “mentirosa” tal vez a sugerencia de su amigo Putin; le atribuye, sin evidencia, problemas en la frontera, paso de indocumentados, de drogas, carestía de la vida y cuanto se le ocurre, en el intento de desprestigiarla, de sembrar dudas.
Esparce teorías de conspiración, rumores aceitados por la conocida extremista de ultraderecha Laura Loomer, ahora sobre falsas denuncias de personas contra inmigrantes Haitianos en Springfield OH, que, dice, “roban perros, gatos y otras mascotas de sus vecinos, para comerlos”, ocasionando carcajadas de burla, canciones alusivas, reclamos y aclaraciones, tanto del alcalde de esa ciudad y empresarios, como del mismo gobernador republicano, Mike DeVine.
En sus ciegos arranques de coraje y frustración, Trump incluye en sus ataques al
70% de Judíos Americanos que apoyan a Harris, a comunidades negras y Latinas, a Musulmanes, Blancos Pro Harris, tratando de descalificar de todas las formas posibles a quien se perfila más, a hacer historia, convirtiéndose en la primera mujer y primera negra que asuma la Presidencia de Estados Unidos de Norteamérica.
Trump confía ganar, explotando el coraje y miedo con el tema de seguridad fronteriza, inmigración y seguridad pública, mientras reitera a sus asesores que él podría matar a una persona en New York, a las 12 del día y que no recibiría castigo alguno.
Empoderado por el trato especial que los fiscales le han dado, diferente al de cualquier otro delincuente y demora que sus abogados han logrado con demandas para retirar los cargos y convicciones, ahora argumenta la decisión partidista de una des-balanceada y corrupta Suprema Corte de Justicia de la Nación, que, por primera vez en la historia, concede una cuestionada “inmunidad total por actos oficiales en cumplimiento de su deber” a un presidente estadounidense.
La pauta marcada por Trump, es fielmente seguida por obedientes republicanos, políticos oportunistas que le rodean, como Mark Robinson, exempleado de una fábrica de muebles de Wilmington, que se inició en la política como miembro del Cabildo de la ciudad, llegó a ser vicegobernador y ahora es el candidato republicano a la gubernatura de Carolina del Norte, que representa 16 votos del Colegio Electoral.
Robinson, quien apoya la prohibición total del aborto sin excepciones, incluyendo casos de incesto y violación, también declaró en una entrevista, -que ahora niega-, que “es cliente asiduo de un sitio de pornografía, donde, de acuerdo a la cadena CNN, hizo múltiples “declaraciones incendiarias”.
Confiado, por el apoyo de Trump, quien en respuesta a sus adulaciones lo compara y erróneamente asegura que “es mejor que el Rev. Martin Luther King, mártir de la lucha por los derechos civiles,” Robinson, declaró ser un “Nazi Negro” y estar a favor del retorno a la esclavitud, que padecieron sus antecesores, declaraciones aberrantes y escandalosas que, sin embargo, siguen la línea de los nuevos “republicanos,” impuestos por el expresidente, pero que muchos consideran, están apagando las esperanzas de ganar la gubernatura , lo que eventualmente podría afectar a Trump.
Las revelaciones del nazi negro, que aparentemente desconoce la historia y propósitos de Adolf Hitler, llevaron a grandes organizaciones como la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP) a exigir que renuncie, a lo que se ha negado, pero eventualmente hará, considerando que el Sábado pasado, por primera vez, Trump no le invitó a su evento en Wilmington ni hizo referencia a su caricatura del Rev. Martin Luther Kin, rechazada por el primogénito del héroe de la lucha por los derechos civiles.
El escándalo derivado de esas declaraciones favoreció políticamente al candidato demócrata a la gubernatura de Carolina del Norte, Josh Stein, posicionándolo con 10 puntos de ventaja, y reforzando el apoyo a Kamala Harris, quién, ganando esa entidad, aumentaría a un 95% la posibilidad de triunfar en la elección que comenzó el sábado con el voto temprano, en los estados Virginia, Dakota del Norte y Minnesota.
Mientras que, ganar Carolina del Norte, solo daría a Trump un 74% de probabilidades de regresar a la Casa Blanca.
Aún con el inicio del voto temprano, los republicanos lograron forzar la aprobación de una ley en el estado de Georgia, que obliga al conteo manual de las boletas electorales, en contra de funcionarios estatales, que consideran retrasara el proceso.
Otros estados clave son Arizona, donde Trump tiene ventaja de 1 punto porcentual, Nevada, donde hay empate técnico, Wisconsin donde Kamala tiene 3 puntos de ventaja sobre Trump y Michigan, donde la vicepresidenta aventaja a Trump por 2%, de acuerdo a las más recientes encuestas.
El intenso trabajo de la vicepresidenta tuvo una recompensa el fin de semana, con el anuncio de una encuesta electoral de la Escuela de Administración de la Universidad de Yale, realizada entre líderes empresariales, en la que 73% de CEO’s ve a Trump como amenaza a la democracia, 4% a Harris, 15% a ninguno y 8% a los dos.
80% de integrantes de los CEO’s considera que Harris ganará la elección, por su mensaje, preparación y cualidades, contra 20% que cree Trump sería el ganador.
70% ve a Trump como potencial amenaza a la seguridad nacional.
En 2023, esta misma encuesta reflejó el temor de que, de nuevo en el cargo, Trump podría repetir su mala actuación en situaciones peligrosas, como la respuesta a la Pandemia de COVID-19 y la relación con China.
84% cree que la victoria de Kamala Harris garantiza una” transición y aterrizaje suave”, contra 10% que cree podría haber una recesión significativa y 6% que asegura podría haber una Stagflación, o constante aumento de la inflación combinado con desempleo y estancamiento económico.
Estos vertiginosos pasos de Harris hacia la Casa Blanca tienden a aumentar, igual que los altibajos de las emociones, nervios y pánico de Trump, en torno al avance o demoras de investigaciones y procedimientos legales en su contra, por casi un centenar de delitos cometidos en sus múltiples intentos de golpe de estado, tras perder la elección, han generado locas, peligrosas y descabelladas reacciones, ataques, promesas y acusaciones del expresidente Trump contra Kamala Harris, el presidente Biden, sus funcionarios y legisladores demócratas.