Elecciones 2024
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Las presentaciones matutinas del Presidente en Palacio Nacional son un acto de propaganda dirigido a un público cautivo que está dispuesto a escuchar y creer todo lo que tenga que decir Andrés Manuel López Obrador.

Han perdido la fuerza de ser un espacio de comunicación de información oficial y la credibilidad de lo que ahí se expone ha caído drásticamente. De vez en cuando, los medios de comunicación muerden el anzuelo y divulgan los mensajes propagandísticos de las mañaneras.

En materia internacional, conforme lo que dicen los manuales de propaganda y sus principios de transposición y transfusión, el Presidente lanza ataques hacia el gobierno y los políticos estadounidenses que rara vez caen en esa trampa retórica.

No así el gobierno de Perú que en sus reacciones ante el discurso injerencista de López Obrador acaba por alimentar esa necesidad propagandista de tener un enemigo externo al que identifiquen sus seguidores.

Y aplicando ese principio de la silenciación, básico también en el modelo propagandístico de cabecera de la 4T, se logra que el tema internacional sea la confrontación con Perú y no lo cerca que está México de que Estados Unidos lleve a este país a un panel de solución de controversias por el caso del maíz modificado genéticamente y aún sin descartar también el tema eléctrico.

En el caso agropecuario, la única salida que tiene México es levantar las restricciones impuestas por el gobierno de López Obrador para prohibir la importación de maíz amarillo modificado genéticamente para consumo humano a partir del 2025.

Está claro que el gobierno estadounidense no va a aceptar una postura basada más en cuestiones ideológicas que científicas. Entienden que esa idea parte de las cenizas de lo que fue el Conacyt, en esta su fase decadente en la que pretende acabar con la “ciencia neoliberal”.

No está ya lejano el día en el que las consultas solicitadas por el gobierno de Estados Unidos sobre este tema desemboquen en el establecimiento de un panel de solución de controversias que muy probablemente pierda México.

Y ese pronóstico es por la falta de argumentos sólidos por parte del gobierno de López Obrador y por el antecedente de que un caso incluso mejor armado que presentó la Unión Europea en contra de Estados Unidos, también por productos agropecuarios modificados genéticamente, en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) fue ganado por Washington.

Y si bien este caso no pasa por instancias de la OMC, lo cierto es que los expertos tienen ahí antecedentes que tomar en cuenta en su resolución, que difícilmente podría ser diferente.

No es un caso menor para Estados Unidos, porque hablamos de un volumen de exportaciones anuales a México de maíz amarillo de 17 millones de toneladas, por un valor superior a los 4,800 millones de dólares.

En caso de que el panel falle en contra de México, las compensaciones por la afectación a los exportadores estadounidenses tendrían que ser en una proporción similar en perjuicio de los exportadores mexicanos de algunos de los bienes más exitosos en el mercado estadounidense.

Así, la lucha cuatroteísta contra la ciencia neoliberal sería con cargo a los empresarios.