Apenas han transcurrido más de 100 días del segundo mandato, del presidente Donald Trump y ya enfrenta un dramático desplome de popularidad
Apenas han transcurrido más de 100 días del segundo mandato, del presidente Donald Trump y ya enfrenta un dramático desplome de popularidad.
Por el incumplimiento de sus promesas, acciones autoritarias, inconsistencia de una caótica política comercial del garrote, para forzar a naciones amigas y no amigas, a nuevos tratados, falta de experiencia y planeación y desacato a Cortes Federales, que han emitido dictámenes en contra de sus decisiones.
Así lo revelan recientes encuestas, como la del diario Washington Post, ABCNews y la encuestadora Ipsos, que refleja como 65% de la población desaprueba (contra 35% que aprueba) su manejo de la economía, ante una escalada de precios de productos nacionales e importados e inflación, que podría llevar a una recesión.
O la incertidumbre y temor que desestabiliza los mercados financieros internacionales, por el pánico de inversionistas, a causa de la aplicación, amenazas, aplazamiento o cancelación de tarifas, usadas como chantaje para forzar acuerdos nuevos comerciales, mientras promete a simpatizantes, resucitar una industria manufacturera, que terminó de extinguirse en los 90 a causa de la globalización.
Negando el impacto económico de su guerra comercial, aumento de precios de combustibles, inflación y hasta la caída del turismo, el presidente Trump parece más enfocado en “otros compromisos,” como las constantes visitas de su enviado Steve Witkoff a Moscú y llamadas telefónicas a Vladimir Putin, para “negociar el fin de la guerra contra Ucrania.”
Pláticas, primero enfocadas en “la normalización de relaciones Estados Unidos-Rusia”, planes de “inversión y cooperación,” a las que no se invitó a la unión europea ni al presidente Volodymyr Zelensky, con quien Trump se reunió en Roma, en el marco del funeral del Papa Francisco, luego de la inédita y caótica reunión que tuvo lugar en la Casa Blanca.
Este fin de semana, finalmente, Putin manifestó la “disposición” de Rusia a negociar directamente con Ucrania, “sin esperar el resultado de la reunión de París.”
Mientras aumentan manifestaciones en su contra, en Estados Unidos por la carestía, despidos masivos, deportación de solicitantes de asilo político a El Salvador, despojo de residencia permanente a inmigrantes, presión y amenazas a universidades, para que eliminen programas de diversidad, igualdad e inclusión (DEI), el Pentágono y todas las dependencias, borran archivos, imágenes, videos y documentos; huella de actos heroicos, aportaciones científicas o tecnológicas de las minorías, el presidente Trump agregó elementos a su agenda.
Como el posible apoyo, reservadamente a la eventual candidatura Papal del ultraconservador cardenal estadounidense Raymond Burke, feroz crítico de la labor pastoral de inclusión del Papa Francisco, para revocar el trabajo de su pontificado.
También, una entrevista a mediados de mayo en Ryad, Arabia Saudita, con el presidente ruso Vladimir Putin, quien alaba que “reconozca errores de la OTAN y violaciones a los derechos humanos de rusos en Ucrania y que la anexión “consumada” de Crimea, quede fuera de toda negociación, como otros territorios ocupados.”
“El presidente Trump es probablemente el único líder en el planeta, que reconoce la necesidad de abordar la raíz de la guerra en Ucrania, cuando dijo que fue un error increíble tratar de incorporar a Ucrania a la OTAN,” dijo el Canciller ruso Sergei Lavrov.
El equipo del presidente Trump también preparará otro encuentro con Kim Jung un, líder de Corea del Norte, (de acuerdo a Axios) cuyos contingentes militares participaron en la sangrienta toma de la región de Kursk, anunciada este fin de semana por Putin.
Y sumó el reclamo de que el Canal de Suez se abra y no cobre cuotas a todas las embarcaciones comerciales o militares estadounidenses.
La aparente indiferencia y falsas versiones sobre el estado de la economía, llevaron a que 48% de votantes registrados que lo apoyaban al inicio de su segundo término, contra 51% que no, bajaran a sólo 39%, contra 55% que lo desaprueba, colocándolo en la más baja tasa de aprobación de los primeros 100 días, de un presidente, en los últimos 30 años.
El mandatario perdió 10 puntos porcentuales de gente blanca, sin grado universitario, segmento mayoritario de la base que lo apoya; también 13 puntos porcentuales entre menores de 30 años y 11 puntos, entre quienes dijeron no votarían en noviembre de 2024.
La desaprobación de su manejo de la inflación aumentó a 64% de contra 35% y en la economía, 61% lo desaprueba, contra 39%.
En manejo de la inmigración, su desaprobación subió a 53% contra 45%, porque no se limitó a indocumentados criminales, por la violencia y por el impacto que la falta de mano de obra tiene en las grandes industrias de construcción, agrícola, empacadoras de carne y la de servicios, en hoteles y restaurantes, generando desempleo que se suma a despidos masivos del gobierno, por la eliminación y reducción de dependencias.
Ante reclamos y presión de empresas y grandes productores estadounidenses, el presidente Trump trató de forzar la renuncia de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, a quien nombró en su primer mandato, exigiéndole bajar artificialmente las tasas de interés, con los riesgos que involucraría, agudizando mas las preocupaciones y desplome del mercado de valores que no se recupera, lo opuesto a la fantasía de que las tarifas atraerían miles de millones de dólares a las arcas de Washington.
Aunque Trump, único presidente de Estados Unidos, obsesionado en cambiar la estructura de gobierno, continúa hablando de “reducción de 90% en el precio de los artículos o galones de gasolina por 1,98 dlls, pláticas con China que desmiente ese país y “200 acuerdos comerciales,” los precios suben, como la inflación, alterando la economía sólida y estable, que recibió de Joe Biden.
Cada día más, la gente lo nota y expresa desacuerdo por la forma en que Trump rebasa su autoridad constitucional, empeora la economía y deja la impresión de un liderazgo más débil, como indican encuestas recientes de Gallup, Washington Post y ABCNews, e Ipsos, que también reflejan preocupación, por la forma en que el presidente exagera su triunfo de 77 millones 302,580 votos contra 75 millones 017,613 votos de la demócrata Kamala Harris, con solo dos millones 284,967 de diferencia.
Ventaja para Trump, es que 37% de americanos confían más en él, que el 30% que confía en los demócratas; 7 de cada 10 estadounidenses dicen que el Partido Demócrata “está fuera de sintonía,” mientras 6 de cada 10 dice lo mismo de Trump.
9 de cada 10 demócratas desaprueba el trabajo de Trump, mientras 8 de cada 10 Republicanos lo aprueba.
Entre votantes independientes, 33% lo aprueba contra 58% que lo desaprueba,
La mayoría de estadounidenses dice que el presidente ha llegado muy lejos, tratando de concentrar todo el poder en la presidencia, despidiendo empleados, imponiendo torrentes de tarifas, cerrando agencias y adoptando medidas contra sus opositores políticos.
Pero lo más importante, es que cada día más estadounidenses ven que Trump no podría hacer nada, sin la ciega, sumisa y obediente labor de un Congreso Republicano que no ha sometido ninguna iniciativa de ley, fuera del presupuesto, a causa de un alud de Ordenes Ejecutivas, al que puede remover con su voto, en las elecciones intermedias.
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