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Aunque los datos que lo confirmen oficialmente no serán publicados hasta que concluya el segundo trimestre de este año, la economía global ya está en recesión.

Sin duda alguna, la recesión es el resultado de los choques provocados por la pandemia global del coronavirus que están impactando la actividad económica por diversos canales de transmisión.

El primer choque vino por el lado de la oferta con la disrupción de las cadenas de producción y suministro como resultado, inicialmente, del cese total de actividad en las fábricas en China y posteriormente por el cierre de actividades en Europa y Estados Unidos.

El segundo choque viene por el lado de la demanda donde hay una fuerte contracción derivada de los cambios en el comportamiento de los consumidores como resultado de las medidas de aislamiento social que intentan desacelerar la propagación de la pandemia y de la falta de liquidez provocada por su situación laboral.

Varios países europeos, como Francia, España e Italia, han declarado lo equivalente a un toque de queda, como lo hizo China en su momento, en el cual los habitantes prácticamente dejan de consumir excepto por los artículos de primera necesidad.

El tercer choque viene por el lado de los mercados que se han desplomado ante la incertidumbre sobre la magnitud y duración del choque económico. El impacto de los mercados a su vez tiene dos canales de transmisión.

El primero es en los mercados de crédito donde los recursos dejan de fluir a las empresas que a su vez enfrentan una caída drástica en el consumo de sus productos, generando una crisis de liquidez.

El segundo canal de transmisión es vía un efecto riqueza en el que los inversionistas han experimentado minusvalías fuertes en sus inversiones y cuentas de retiro, lo cual los hace todavía más cautelosos en cuanto a sus decisiones de consumo.

Estos choques generan un círculo vicioso, ya que las empresas que tienen que cerrar sus puertas comienzan a despedir a sus empleados que a su vez se ven forzados a disminuir su consumo.

Estos choques son los tradicionales para una pandemia de este tipo pero en esta ocasión hay un choque adicional con el desplome sin precedentes de los precios del petróleo. Normalmente, una reducción en los precios del petróleo es buena para la actividad económica global y en especial para industrias como la del transporte. Sin embargo, la fuerte caída en el precio del petróleo deja de ser positiva, la demanda está totalmente deprimida.

La caída en los precios del petróleo está generando estragos en las compañías y países donde el petróleo tiene un peso importante. Bajo este panorama, la mayoría de los especialistas ha comenzado a revisar las cifras de crecimiento del PIB global para este 2020 de niveles cercanos a 3% a un promedio de 1%, el ritmo más lento desde el 2009 cuando la economía global se contrajo 1.8 por ciento.

En el caso de Estados Unidos, el crecimiento se está revisando a la baja de 2 a 0.5% mientras que en la eurozona la revisión fue de 1.0 a -1.5% y en China la reducción fue de 5.7 a 3.0 por ciento.

La debilidad está principalmente concentrada en el segundo trimestre seguida de una recuperación en el tercero y cuarto trimestres del año. La recesión podría ser muy profunda aunque la esperanza de los analistas es que sea relativamente corta.

Sin embargo, tanto la duración como la profundidad dependerán en gran medida del éxito o fracaso de las medidas de contención y del impacto de las medidas de estímulo.