La “Bukelización de la política” presenta un modelo seductor y eficaz, comunicacionalmente sofisticado y peligroso, que muestra cómo desmantelar una democracia con amplio apoyo popular
Este 2024, Latinoamérica -al igual que otras partes del mundo-, experimentará un intenso período electoral con seis elecciones presidenciales, poniendo fin al superciclo electoral 2021-2024 unido a una importante reconfiguracion del mapa político regional.
El 4 de febrero, las elecciones generales en El Salvador (presidenciales y legislativas) darán inicio a este maratón. Nayib Bukele buscará su reelección consecutiva por otro periodo de 5 años. Su alta popularidad y la intención de voto reflejada en las encuestas lo colocan en una posición favorable para ganar en primera vuelta y mantener una sólida presencia en la Asamblea.
Sin embargo, esta reelección es inconstitucional. La interpretación forzada de la Constitución por parte de la Corte de lo Constitucional -órgano que está bajo influencia presidencial- no logra subsanar la grosera violación a la Carta Magna salvadoreña (artículos 75, 88, 131,152,154 y 248).
A nivel regional, un triunfo de Bukele (el escenario más probable) rompería con cuatro tendencias electorales recientes: 1) el voto de castigo contra los gobiernos en ejercicio; 2) la dificultad de ser reelegido; 3) la necesidad de un balotaje para definir la presidencia; y 4) Presidentes sin mayoría propia en el Congreso.
La popularidad de Bukele se debe a la prioridad dada a la seguridad ciudadana, un área excesivamente crítica para los salvadoreños. Su plan ha mostrado resultados concretos en la lucha contra las maras, pandillas y el crimen organizado, pero a un alto costo: violaciones a los derechos humanos, debilitamiento del estado de derecho y concentración de poder en el ejecutivo. Como resultado, El Salvador ha transitado de ser una democracia de bajo rendimiento a un régimen autoritario.
En resumen, La “Bukelización de la política” presenta un modelo seductor y eficaz, comunicacionalmente sofisticado y peligroso, que muestra cómo desmantelar una democracia con amplio apoyo popular. Vemos con preocupación como este modelo inspira a varios políticos en la región.
*Texto reproducido en La Tercera con autorización explícita del autor