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Siempre hablamos de deudas, de tarjetas de crédito, de las calificaciones del Buró de crédito y de otros temas un tanto incómodos, y es que ellos son nuestro talón de Aquiles.

Muchos nos metemos en camisa de once varas por no medir lo que hacemos con el dinero que tenemos.

Por eso hoy vamos a hablar de dinero. Ya lo hemos hablado de dinero, pero de la relación que podemos tener con él. Mi dinero y yo. **suspiro**

Hoy, en lugar de pensar en nuestra idílica o tormentosa relación con él, vamos a verlo como un sirviente o un esclavo. El dinero no tiene sentimientos, aunque nosotros se los queramos poner. Así que ver al dinero como esclavo no degrada a nadie.

Tal vez convenga verlo como herramienta, sería mucho más exacto. Pero bueno, dejemos las ramas y vayamos al grano, como dijo el pollo.

Pensemos que recibes 10 mil pesos. Lo que normalmente pasa es que lo recibimos en dos partes: quincenas. Ahí, ya de entrada, la realidad es que no estamos cobrando 10 mil pesos al mes, estamos cobrando 5 mil pesos a la quincena y aunque es lo mismo, no es igual. Para nada igual.

Lo siguiente es que hacemos nuestros cálculos mentales y separamos lo que tenemos que pagar, de lo que nos podemos gastar. Aquí es cuando las líneas se empiezan a hacer difusas. Claro, porque pensamos que en breve llegarán otros 5 mil y estaremos mejor.

Así que pagamos lo que es obligatorio pagar con la primera quincena, como la renta/hipoteca, servicios como luz, agua, teléfonos (si, el de casa y el celular), colegiaturas, comida y otros gastos que consideramos fijos.

Ponemos en otra categoría gastos importantes como ir al dentista, al chequeo anual (muy importante para nosotras las mujeres) o cierta reparación en el coche o casa, pero que como no tienen “obligatoriedad” o “fecha límite” pues los vamos posponiendo.

En nuestras cuentas mentales todo va muy bien. Pero….la realidad a veces no es muy halagüeña.

A ver si les pasa lo que me pasaba a mi… Cuando cobraba por quincenas (cosa que ya no sucede hace una eternidad) resolvía casi todos mis pendientes de pago con la primera quincena. Así que la segunda quincena era prácticamente toda para mis chicles, como dicen por ahí.

Eso quería decir que tenía dinero ocioso, dinero que no tenía un trabajo específico, que no se lo debía a nadie y que me servía para mis miles de gustos.

Obviamente no llevaba un presupuesto.

Lo malo de eso es que a veces mis gustos eran un poco mayores que efectivo disponible y pues usaba la linda tarjeta de crédito.

Al llegar de nuevo la primera quincena resolvía todas mis obligaciones (incluidas las tarjetas) y gastaba sin mucha consciencia mi segunda quincena.

¿Se podría decir que vivía bien con lo que ganaba en una quincena?

Claro que sí, tenía un excedente de dinero de casi una quincena.  Pero me encantaba la vida en la que iba de quincena en quincena sin tener un colchón o previsión alguna.

¿Les pasa? A todos nos pasa, sobre todo cuando andamos entre los 20-30 y estamos ganando nuestros primeros sueldos. Cuando nuestros gastos no son tan grandes y tenemos menos responsabilidades.

 

Ahí es cuando aprendemos todas las malas mañas que tenemos al usar el dinero.

Conforme he ido aprendiendo y creciendo he descubierto que regalé muchísisimo dinero en mi vida. Estarás de acuerdo conmigo que el dinero es para gastarse, no se trata de ser Rico Mac Pato y convertirse en un avaro de lo peor que ni siquiera disfruta la vida por no gastar.

Lo que yo no sabía y que es una gran lección es que SI, el dinero es para gastarse, TODO, pero no necesariamente ahora mismo.

La idea de ahorrar es poder tener dinero en el futuro para algo más grande, mejor, más divertido o emocionante en qué gastarlo. Como en una casa o un súper viaje. ¡Y gastarlo toditito, eso sí!

Pero mientras no le asignemos un trabajo específico a cada peso que recibimos, ese dinero se convertirá en un hijo desobediente que hace lo que se le da la gana y se va sin avisar.

¿Cómo decirle a tu dinero a dónde ir?

Lo más obvio es decirte que haciendo un presupuesto y si, es verdad, pero antes necesitamos reconocer cómo y cuánto dinero real estamos recibiendo.

Esto incluye saber cuánto de tu dinero si estás ahorrando voluntariamente a fuerzas en tu afore. Es tu dinero y si lo estás ahorrando. ¿Cuánto es? A que ni sabes.

Luego, del dinero que te depositan en tu cuenta, es primordial saber cuánto es lo que estás ganando por hora de trabajo. Por ejemplo, si ganas 5 mil pesos a la quincena y trabajas de lunes a viernes, solo estarás trabajando 10 días hábiles. Lo que quiere decir que ganas 500 pesos al día. Y si trabajas de 9 a 6, 9 horas -incluyendo la hora de comida por que no te vas a tu casa-  estás ganando 55.55 pesos la hora.

Este cálculo es súper importante. Cuando piensas en que tienes que pagar 50 pesos para comer cerca de tu trabajo, resulta que te está costando una hora de trabajo al día pagarte la comida en la fonda de Doña Mari. Lo mismo cuando pagas el celular. Si pagas 300 pesos al mes, necesitas trabajar 5 horas y media para hacerlo.

¡Casi un día entero de trabajo para pagar tu celular del mes!

¡Cuéntame! ¿cómo cuántas horas de trabajo necesitas para pagarte una salidita a cenar? Puedes hacerlo por correo o por Twitter en @MarijoCodesal

Con eso en mente entonces es buena idea hacer un presupuesto. Ahora ya sabes cuántas horas de trabajo necesitas para pagar tu renta o salir de fiesta con tus cuates. Ya puedes planear a futuro cómo usar mejor tu dinero.

Si no sabes por dónde empezar, te puedo regalar una plantilla para hacer tu presupuesto. Me la puedes pedir por correo.

Lo segundo, para decirle a tu dinero a dónde ir, es que te gastes TODA tu quincena, ¡sí, leíste bien!  Programa el gasto de TODA TU QUINCENA en tu presupuesto.  Esto significa que programes todos tus gastos hasta que no te quede un peso. Llena la partida de entretenimiento y ocio, además de todas las obligatorias y te darás cuenta que puedes gastar todo tu dinero ahí o incluso asignar un poco menos y ponerlo en tu ahorro o en ir creciendo un fondito de emergencia, pero no debe sobrarte ni un peso de cada quincena. No tengas dinero “disponible” sin un trabajo específico. Que todos tus pesos sepan adónde tienen que irse.

Es muy fácil lograrlo, ya que gastar a todos se nos da muy bien. El truco está en hacer ese gasto de manera organizada y consciente, que un “gasto”no sea pagarte a ti mismo en el futuro. Quitando ese dinero de la posibilidad de usarlo en cosas nimias y sin importancia.

Una última idea es que hay que prepararse. México es un país con alto grado de analfabetismo financiero. Eso significa que las personas de a pie, no tienen conocimientos suficientes para sacarle el máximo provecho a este gran recurso personal que es el dinero.

Te invito a un Entrenamiento Financiero abierto al público que se llevará a cabo el próximo sábado 24 de junio. Si quieres más información para inscribirte puedes checarla aquí.  Aún tengo lugares disponibles, aunque se llena rápido.

 

¿Quieres saber la mejor parte?

Que si le das a cada peso un trabajo y ese trabajo es ser útil en el futuro, lograrás sin mucho esfuerzo, un buen ahorro que te permita alcanzar tus sueños y metas en la vida.

No dejes de enviarme tus dudas, preguntas e intereses por correo. También podemos seguir esta conversación por las redes sociales. Aquí hay una oreja y una compañera para viajar al fascinante mundo de las finanzas personales.