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El mínimo en México vale 73.04 pesos diarios, cantidad que no basta para sacar de la pobreza a una persona que trabaja ocho horas diarias.

El presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos gana 173 mil 436 pesos mensuales. Este dato ilumina la brecha que separa la condición salarial de este funcionario público, Basilio González, y el grupo que justifica su cargo: los trabajadores mexicanos que ganan un salario mínimo.

Son 7 millones 894 mil 712 personas, de acuerdo con el cálculo más reciente, hecho en el primer trimestre del 2016. Cada uno de ellos gana 365 pesos semanales, alrededor de mil 460 pesos mensuales. Se necesita el sueldo mensual de 121 trabajadores de este segmento para igualar el ingreso del presidente de la CONASAMI.

El salario mínimo vuelve a ser un asunto público porque el secretario del Trabajo ha anunciado “un incremento sustantivo” del microsalario antes de que termine el 2016. Alfonso Navarrete Prida explicó en un evento de la CANACINTRA que esto sería parte de un pacto con el sector privado, al mismo tiempo que un reflejo de la estabilidad macroeconómica y del descenso de la informalidad.

¿Qué quiere decir incremento sustantivo? El mínimo en México está situado 33 por ciento por debajo de la línea de subsistencia, de acuerdo con la CEPAL. El salario mínimo vale 73.04 pesos diarios, que no basta para sacar de la pobreza a una persona que trabaja ocho horas diarias. En poder adquisitivo, esa cantidad puede adquirir apenas 30 por ciento de lo que compraba un salario mínimo de 1982. En tres décadas, ha perdido 70 por ciento de su capacidad adquisitiva.

¿Qué porcentaje tiene en mente el secretario del Trabajo? Imposible adivinar, pero podemos apostar que está lejos de 70 por ciento y no muy cerca de 33 por ciento. La razón es muy simple: llevamos más de 30 años en una inercia de contención del salario mínimo. Desde el sector público, es imposible pensar en grande, cuando el asunto es la recuperación del mínimo. Tantos años de pensar en contenerlo han dejado secuelas en el marco mental. En este campo, hay muchos discursos pero pocas ideas y menos proyectos claros. Por si fuera poco, el BANXICO se encarga de recordar a todos que un incremento de éste implica presiones inflacionarias. Los sueldos han sido un factor de contención del índice de precios y un elemento para impulsar la competitividad de México en los mercados mundiales.

Algo ha cambiado desde que el Gobierno del DF puso el tema en la mesa, hace dos años. La novedad más significativa en el escenario es que el sector privado ha asumido un rol más activo en la promoción de un nuevo enfoque respecto del salario mínimo. Hace apenas unas semanas, Gustavo de Hoyos, presidente de la COPARMEX, habló de un acuerdo de largo plazo para recuperar la capacidad de compra y tener más fortaleza de los salarios.

¿Qué tan lejos está dispuesto a ir el sector privado? Somos el segundo país más rico de América Latina en riqueza absoluta, pero tenemos el salario mínimo más bajo de la región, junto con Haití. El mínimo de México es 12 veces menor al estadounidense y tres veces menor al chileno. Un aumento “visible” del microsalario podría servir para fortalecer el mercado interno. Cada 10 por ciento que suba el mínimo significaría 219 pesos mensuales más para 7 millones 894 mil 712 personas; una derrama adicional de mil 728 millones de pesos cada mes. Los límites al desarrollo del mercado interno son los límites al desarrollo de México. Necesitamos realismo, imaginación y talento para encontrar una solución sostenible al dilema del salario mínimo.

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