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Esta semana, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) publicó su más reciente actualización sobre el panorama económico global. Tal como sucedió en el reporte interino de marzo, la OCDE hizo una importante revisión al alza en los estimados de crecimiento del PIB global.

Sin embargo, el reporte también subraya la creciente divergencia en el ritmo de recuperación de diferentes países y advierte sobre las presiones inflacionarias y los cuellos de botella causados por las disrupciones en las cadenas de suministro global. En concreto, la OCDE elevó su pronóstico de crecimiento del PIB global para el 2021 de 5.6 a 5.8 por ciento.

El reporte también destaca que la gran mayoría de los países alcanzarán su nivel de PIB prepandemia para finales del 2022. Sin embargo, la OCDE destaca que el ritmo de recuperación sigue siendo muy disparejo. Dentro del G20, solamente China y Turquía lograron alcanzar su PIB pre-pandemia en el 2020. Mientras tanto, Rusia, Estados Unidos y Corea del Sur están por alcanzar esta meta en el segundo trimestre de este año, seguidos por Japón, Alemania, India e Indonesia que deben hacerlo entre el tercero y cuarto trimestres de este año.

El siguiente contingente es el de países que deberían recuperar su nivel de PIB prepandemia durante el 2022 donde se ubican Australia, Canadá, Italia, Reino Unido, Brasil y Francia.

De los seis países restantes del G20, la OCDE espera que México y España alcancen su nivel de PIB pre-pandemia hacia mediados del 2023 mientras que Sudáfrica y Arabia Saudita lo harían en el 2024 y Argentina hasta el 2026. El común denominador entre los países que están recuperando su nivel de actividad económica pre-pandemia más rápido es un considerable monto de estímulos fiscales implementados por sus gobiernos.

Estos estímulos fiscales funcionaron como amortiguador para que millones de familias y empresas pudieran puentear el súbito e inesperado alto de toda actividad provocado por la pandemia. Los estímulos sentaron las bases para que la pandemia no dejara secuelas permanentes y que la recuperación se diera de manera más acelerada.

Aunque el ritmo de vacunación es otro pilar de la recuperación que no se puede subestimar, hasta ahora los estímulos han jugado un papel más influyente en la recuperación global.

Sin embargo, no debemos subestimar el gran impulso de las reaperturas aceleradas por los avances en los programas de vacunación. Estados Unidos es el mejor ejemplo. Después de que los estímulos ayudaron a que la contracción de su PIB en 2020 fuera solamente de 3.5%, los mismos estímulos y la reapertura generada por el rápido avance de su programa de vacunación hará que la economía crezca 6.9% en este 2021 de acuerdo a la OCDE. Sin embargo, hay quienes esperan que la economía de EU alcance un crecimiento de casi 8 por ciento.

Aunque la luz al final del túnel ya se ha alcanzado en países como Estados Unidos, China, India, Israel, hay otros países a los que aún les queda un largo camino por recorrer.