¿Disparate? Puede ser, pero un disparate que habla de la reserva de pundonor profesional y orgullo de cuerpo, que tampoco falta en las Fuerzas Armadas
Muchos dicen que la expansión de presupuestos y poderes de las Fuerzas Armadas es irreversible. Pesarán como un poder autónomo sobre los gobiernos civiles de México, sea para servir los mandatos de su benefactor, el actual presidente, sea para servirse a sí mismas, como poder en busca de más poder.
Es fácil toparse con esta creencia en la nube de conjeturas militares que dominan por igual la opinión pública, la opinión publicada y la opinión murmurada.
Hay también en esa nube muchos que creen que la desmedida exhibición y las demasiadas canonjías que han recibido las Fuerzas Armadas, no son bien vistas por sectores importantes de ellas.
Porque no todos los militares han participado de la fiesta. Y porque muchos de ellos se dan cuenta de los riesgos políticos y de la mala imagen que el excesivo protagonismo puede traer, o ha traído ya, a las corporaciones armadas.
La conjetura de la molestia militar, muy viva también en la nube, es que sectores claves del Ejército y de la Marina no ven con buenos ojos la derrama de dinero, puestos, obra pública y encargos paraestatales, que les ha llovido del cielo presidencial.
Porque es evidente para ellos la corrupción asociada a tantas prebendas.
O porque el reparto de los bienes recibidos no ha sido parejo.
O porque las Fuerzas Armadas quedan expuestas a la crítica y acabarán perdiendo el respeto de que gozan.
O por pundonor profesional, porque juzgan que muchas de las prebendas recibidas no son propias del oficio militar, en un contexto de violencia que las Fuerzas Armadas no controlan, siendo ése el primer servicio profesional que deberían prestar a la nación, no construir trenes y administrar aeropuertos.
Lo que parece un sexenio de vacas gordas para las Fuerzas Armadas, dice la nube, incomoda a muchos militares, al punto de que no faltan quienes celebran la decisión de la Corte de separarlas del entuerto de la Guardia Nacional.
¿Disparate? Puede ser, pero un disparate que habla de la reserva de pundonor profesional y orgullo de cuerpo, que tampoco falta en las Fuerzas Armadas.