Los planes futuros de la Reserva Federal apuntan a una disminución agresiva de las tasas de interés durante el resto de este año y el siguiente, a razón de otro medio punto porcentual este 2024 y hasta 100 puntos base el próximo año
Los mercados financieros mexicanos previos al 2 de junio prestaban atención de manera interna a los datos fiscales, a los anticipos de corrección presupuestal a partir del 2025, tras el desbordado gasto electoral de este año.
Y, el resto del tiempo, estaban al pendiente de noticias como la de ayer, cuando el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció su decisión de política monetaria.
Sin embargo, a partir del conocimiento de todos los participantes del merado de la combinación de una mayoría legislativa calificada con los alcances autoritarios de Andrés Manuel López Obrador, cambiaron las expectativas del futuro económico-financiero de México.
Y como no se equivocaron las previsiones, a partir del 11 de septiembre, este país se mide con otra perspectiva de riesgo, sin dejar de estar al pendiente de lo que sucede en el mundo.
Por eso ayer, cuando la Fed anunció su decisión de bajar su tasa de interés de referencia en medio punto porcentual los mercados reaccionaron, pero los mercados mexicanos sobre reaccionaron.
Es un hecho, a los mercados nada les gusta, si en lugar de 50 puntos base, la baja hubiera sido de un cuarto de punto, de igual forma habría habido críticas al banco central estadounidense.
Rápidamente la euforia de una baja tan pronunciada, después de tanto tiempo de tasas de interés tan altas, se convirtió en la realidad del anticipo de una economía débil.
Bajar la tasa de interés de una forma tan agresiva deja ver que sí hay temores reales de que la actividad económica en Estados Unidos pueda llegar al terreno negativo y, por ello, la autoridad monetaria prefiere obviar las amenazas de un eventual resurgimiento inflacionario.
Para México, hasta hace poco, había la expectativa de recibir más capitales financieros por el mayor diferencial en las tasas de interés, al tiempo que se atendía al hecho de que una baja en la actividad de Estados Unidos implica, en automático, una disminución en el ritmo de crecimiento de México.
Pero ahora, mientras el mercado esperaba a conocer la decisión de la Fed, el peso se depreciaba 1.5% sólo por la urgencia de tomar posiciones en una moneda que tiene señales de pérdida por cuestiones políticas internas.
De hecho, cuando se conoció la profundidad del recorte en la tasa referente de la Fed, el peso ya no recuperó tanto terreno, porque no tiene margen para mejorar con el difícil panorama inestable que presenta esta economía.
Los planes futuros de la Reserva Federal apuntan a una disminución agresiva de las tasas de interés durante el resto de este año y el siguiente, a razón de otro medio punto porcentual este 2024 y hasta 100 puntos base el próximo año.
Eso permite recuperar la fuerza del crédito y tratar de revertir la baja económica que se anticipa. Mientras tanto en México, para cuando las tasas de interés en Estados Unidos estén por ahí de 3.5%, acá estaremos en medio de una crisis de confianza de dimensiones todavía desconocidas.