Para quienes estudiamos Derecho está muy claro que es la experiencia la que forma al abogado, al que procura y el que aplica las leyes
La certeza y certidumbre jurídica no son dos palabras huecas.
Son elementos centrales para la toma de decisiones en cualquier proceso de inversión.
Por ello, cuando se ha insistido desde Palacio Nacional que por encima de los mercados está la justicia, no necesariamente estamos hablando de que la justicia represente la legalidad.
“A mí no me vengan con que la ley es la ley”, quedó acuñado por el presidente de la República, configurando dónde está su prioridad.
Vamos por partes:
Legalidad es apego a una serie de normas y lineamientos acordados, consensados e incluso impuestos, para que las reglas del juego sean claras y, de manera cierta, decida uno si se entra o no al juego.
Veámoslo de esta manera coloquial: alguien lo invita a usted a jugar una partida de dominó.
Pero, de pronto en el juego, el anfitrión cambia las reglas porque esa es su voluntad y porque cree que así le conviene a la mayoría de los asistentes -estén o no de acuerdo estos… Peor, que ese cambio de reglas sea cuando usted va ganando la mayoría de partidas.
Parece absurdo, pero ante ese panorama estaríamos enfrentándonos si de pronto todas las reglas empiezan a cambiar una vez entre la mayoría legislativa al Congreso y sus pares en los congresos estatales, sin aplicar el principio de no retroactividad.
Esto no es nuevo: en los gobiernos priístas y panistas las mayorías arrasaron por las buenas o por las malas, muchas veces cooptando voluntades por no decir que comprándolas. Las grandes reformas de Peña Nieto así operaron.
Luego entonces, la inquietud en los mercados es que el cambio de reglas en México genere incertidumbre, falta de certeza y, por tanto, desconfianza para invertir, lo cual ahondará las dificultades macroeconómicas y, por tanto, incida en la captación fiscal.
Claudia Sheinbaum recibirá un gobierno con muchos compromisos presupuestales. Digamos que recibe un gobierno etiquetado. Tan es así que el apoyo a mujeres de entre 60 a 64 años lo pospondrá hasta 2026, “por responsabilidad presupuestaria”. Ella misma ha advertido que se tienen que buscar formas de financiamiento para los pensionados del IMSS que recibirán recursos de las Afores no reclamadas, porque los recursos que hay son finitos.
Lo que preocupa más, es en manos de quienes estará la impartición de justicia. El presidente López Obrador dijo que para él es más importante la voluntad del pueblo que la experiencia de quienes serán jueces, magistrados y ministros.
De ninguna manera es avalar las enormes irregularidades que han persistido por décadas en el sistema judicial para torcer la ley.
Para quienes estudiamos Derecho está muy claro que es la experiencia la que forma al abogado, al que procura y el que aplica las leyes. Se vence en juicio, al final de cuentas bajo normas y procedimientos.
Ahí está Lenia Batres. Tendrá la formación jurídica, pero sus errores de apreciación legal distan mucho, por falta de experiencia en el sistema judicial. Llegó a una de las más altas posiciones de los juristas sin la preparación suficiente.
Nuevamente imaginemos en el juego de dominó que, ante diferencias de opinión, por mayoría, se elige a un tercero para que determine cuáles son las reglas correctas que se deben aplicar sobre la marcha porque “eso es lo justo”, con la gran salvedad de que el elegido no sabe jugar dominó o ha jugado poco…