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La firma que se quede con los activos del empresario será la número dos en el mercado nacional; parece que el hombre más rico de México podría ser kingmaker.

Carlos Slim Helú tenía un As bajo la manga. El actor preponderante en telecomunicaciones venderá activos para dejar de serlo.

Al quitarse el “traje” de preponderante, las empresas de Carlos Slim obtendrían dos ventajas directas. La primera es que no estarían obligadas a facilitar su infraestructura sin costo a sus competidores. La segunda es que podría entrar a competir en el mercado de televisión de paga, sin tener que esperar los 18 meses que establece la legislación secundaria de telecomunicaciones. De manera simbólica, accede a una tercera ventaja, retoma la iniciativa. Pasa a jugar con fichas blancas y pone a todos en alerta, ante lo que será su siguiente medida: ¿a quién le venderá?, ¿qué tanto dinero reasignará a actividades de telecomunicaciones, por ejemplo producción de contenidos o incursión a la televisión de cable?

La decisión tiene lógica financiera. Telcel tiene 70% del mercado de telefonía celular y 80% de la telefonía fija. El analista Homero Ruiz, de Signum Research, ha hecho las cuentas. Para quedar por debajo de 50% en ambos mercados, debería ceder alrededor de 21 millones de suscriptores que le generan alrededor de 41,800 millones de pesos anuales. Esta cifra equivale a 5.3% de los ingresos anuales de las empresas de Slim, un porcentaje similar al que debería sacrificar por la implantación de la tarifa cero de interconexión, a la que está obligado por la legislación secundaria.

Los incentivos para que Carlos Slim haga esta venta de activos se encuentran contenidos en el artículo décimo segundo transitorio del dictamen de la ley de telecomunicaciones. Son nueve páginas a las que casi nadie le prestó atención, pero son fundamentales. Le ofrecen una puerta de salida a Slim y una solución interesante.

El Instituto Federal de Telecomunicaciones tendrá en sus manos una decisión trascendental. Ellos tienen que aprobar el plan de venta de activos de Telcel y Telmex. Esto incluye qué se vende y a quién. El IFT debe determinar que el plan reduce efectivamente la participación por debajo de 50%, que genera condiciones de competencia y que no reduce la cobertura social existente.

Los plazos previstos en el transitorio son relativamente rápidos, 20 días para que Telmex y Telcel completen la documentación que fundamenta el plan de venta, 120 días para analizar y evaluar dicho plan, prorrogables en 90 días más. Esto implica que los efectos de la venta de estos activos se podrían sentir a más tardar en 2016.

El comunicado a la BMV esboza a quién pretende vender Carlos Slim: “algún nuevo operador independiente de América Móvil, fuerte, con experiencia en el sector de las telecomunicaciones y con alta capacidad económica y técnica, que sea una verdadera opción para participar en este sector intensivo en capital, para superar el obstáculo de la insuficiente inversión de nuestros competidores en México”.

Esta descripción apunta a alguna empresa internacional. Se sabe que Verizon y Sprint han manifestado interés por ingresar a México, quizá ya comenzaron negociaciones. No son los únicos tiradores posibles. Están las chinas Huawei y China Mobile, la india Airtel y quizás un japonés, como Softbank. Una cosa es clara: la que se quede con los activos que Slim venda, será el número dos en el mercado mexicano. Apenas por encima de Telefónica y varias veces mayor a Iusacel o Nextel. Parece que el hombre más rico de México tendrá también el privilegio de ser kingmaker.

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