Graue, debiera saber el esbirro Zósimo, se limita a coordinar las reuniones y supervisa la marcha necesaria y honorable de la fundación
Entre los falsos “periodistas” con asiento en las mañaneras figuran malandrines como un tal Zósimo Camacho, quien el lunes 19 ejecutó la instrucción de calumniar a Marcelo Ebrard y al rector de la UNAM, Enrique Graue.
Modosito, saludó:
“Buenos días, señor Presidente; buenos días, servidoras y servidores públicos; buenos días a todas y a todos”.
Y con datos de un expediente desechado según él “sospechosamente” por la extinta PGR, dio por verdaderos actos nunca demostrados de supuesta corrupción de Marcelo con “una red financiera de empresas beneficiadas con concesiones y permisos para las construcciones de obras viales para el desarrollo inmobiliario en la zona residencial de Santa Fe”, con imaginarias transferencias de dinero a Suiza, Francia, Estados Unidos y Canadá.
“Hemos publicado este hecho que involucra de manera directa al ex secretario”, afirmó, porque “otorgó los permisos y concesiones” a cambio de “departamentos de lujo a los hermanos, a las ex esposas de Ebrard y a otras personas cercanas (…). Lo buscamos, nos recibió, pero se negó a explicar por qué su familia fue beneficiada con esas propiedades…”.
AMLO comentó que Marcelo era “mal visto” por el gobierno anterior; que “le echaban la culpa de que había entregado los documentos sobre la famosa Casa Blanca” y, atinadamente, le dijo al provocador que “no puede haber texto sin contexto”.
“Le agradezco mucho su respuesta, señor Presidente”, caravaneó el insidioso, y se puso a denostar a varias asociaciones civiles y fundaciones casualmente satanizadas desde Palacio por “corruptas” y “adversarias” a la 4T, implicándolas en “transferencias multimillonarias a paraísos fiscales. Cuentan con guardaditos millonarios y además incurren en especulación en mercados financieros”.
Incluyó y se ensañó con la Conde de Valenciana que honoríficamente preside el doctor Graue:
“Baste revisar sus archivos financieros para darse cuenta de que en realidad se trata de un negocio, no una asociación altruista”.
El infame ataque hiede: a) rastrero guiño al mandatario que ve “derechizada” a la UNAM, inscribiendo el embuste en el año (hacia finales) del proceso sucesorio de la Rectoría, o b) porril servicio a la ministra Yasmín Esquivel en su necedad por silenciar a la UNAM sobre el plagio de su tesis.
Lo cierto es que la fundación sostiene laboratorios en la capital, Guerrero y Tlaxcala; que apoya la atención en el Instituto Nacional de Nutrición, el San Ángel Inn y la Cruz Roja Mexicana, donde se realizan 355 mil consultas, 34 mil cirugías y más de 90 mil estudios oftalmológicos para diagnóstico. Suman millones los beneficiados.
Sus recursos provienen de pacientes, según sus posibilidades, y de donativos, todo con autorización de la Junta de Asistencia Privada del gobierno de CdMx. Despachos externos reconocidos auditan sus estados financieros y en todo lo gravable se cumple con el SAT.
Graue, debiera saber el esbirro Zósimo, se limita a coordinar las reuniones y supervisa la marcha necesaria y honorable de la fundación…