Caray, fue mucho más comprensible y benigna la Suprema Corte al conceder ocho meses a la Secretaría federal de Seguridad para absorber la Guardia Nacional
A10 días de que el presidente López Obrador reiterara su compromiso de que antes de concluir su mandato habrá en México un sistema de salud pública superior al danés, sus diputados, de manera súbita y mañosa, extinguieron el adefesio que engendraron hace tres años y bautizaron Instituto de Salud para el Bienestar.
Lo dijo así:
“No va a haber límite de presupuesto, es lo que se necesite para tener un sistema de salud de primera. Nuestros adversarios dicen que no va a ser como yo planteo; se burlan, dicen que dije que va a ser un sistema de salud como el de Dinamarca. No, ahora lo estoy pensando mejor y no va a ser como el de Dinamarca, va a ser mejor que el de Dinamarca…”.
Para entonces (15 de abril) el Insabi había probado su fracaso con el destartalado servicio que se da a la población, la escasez aguda de medicamentos y vacunas, el excesivo saldo de muertos: entre 600 y 700 mil por la pandemia y la pésima estrategia sanitaria, más tres mil niñas y niños con falta de fármacos para sortear el cáncer infantil.
Con el papelazo de la Guardia Nacional en el Ejército, el del Insabi es otro balazo al pie que se da la 4T, que primero impulsó en la Constitución su dependencia de la autoridad civil y luego impuso la ilegalidad de someterla al mando militar.
El trabajo que debió hacer el Insabi para suplir al memorable Seguro Popular se lo endosarán al Instituto Mexicano del Seguro Social en su programa IMSS-Bienestar (¿alguien lo pensaría que para el malestar?).
Lo de crear aquí un sistema superior al de Dinamarca lo dijo el Presidente al echar a andar el IMSS-Bienestar en Michoacán, con lo que suman apenas diez las entidades del programa predanés (las otras son: Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Veracruz).
Eutanasiar al Insabi suscitó en San Lázaro justificadas críticas y burlas de la oposición, que avizora un fracaso más del gobierno en materia de salud pública. Entre las intervenciones más incisivas resalta la del diputado Salomón Chertorivski, ex titular del Seguro Popular y la Secretaría federal de Salud:
“Nuevamente, en lugar de estudiar, de aprender, de reconocer, la decisión es tirar el agua sucia de la bañera con todo y el niño, lo que mi abuela siempre me dijo que había que evitar. Este nuevo esperpento fracasará y costará más vidas de las que hemos perdido”, vaticinó quien, junto con otros cinco ex titulares de Salud, previno a tiempo lo descabellado que era desaparecer el Seguro Popular (tan exitoso que, aunque fue creado por Vicente Fox, lo conservaron y solidificaron presidentes que no fueron precisamente sus amigos: Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto).
Ufanos, los sepultureros del Insabi dan tres meses de plazo para la compleja transferencia de los recursos humanos, presupuestarios, financieros y materiales del Insabi al IMSS.
Caray, fue mucho más comprensible y benigna la Suprema Corte al conceder ocho meses a la Secretaría federal de Seguridad para absorber la Guardia Nacional.