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No falta el feligrés más papista que el papa: un fanático de Andrés Manuel López Obrador incita el asesinato de la presidenta del Poder Judicial federal, Norma Lucía Piña Hernández.

Con la foto en su perfil de Facebook, un miserable que se identifica como ponch vica o #VicaPonch subió el miércoles la fotografía de la ministra bajo la frase Buenísima idea, señalándola como El problema y sugiriendo La solución con la imagen de una bala.

El mensaje no es concebible sin la feroz embestida del presidente López Obrador contra la titular de la Suprema Corte de Justicia y el Consejo de la Judicatura Federal que por fortuna quedó en lugar de la plagiaria Yasmín Esquivel.

Antier y ayer, desde el patíbulo de la mañanera, el Presidente ha proferido imprudentes e ilegales injurias y descalificaciones a la respetable señora.

Para volver a denostarla este jueves y después de su anuncio de que convocaría a los líderes latinoamericanos “de izquierda” para dizque “combatir la inflación” (incluido su admirado tirano y “hermano” de Cuba, Díaz-Canel, quien de nada servirá para que baje el precio de las tortillas), aprovechó el tapete que le tendió una gatillera de la tecla que se ostenta “reportera”, Nancy Flores, de Contralínea, quien lo azuzó en términos indignos del oficio periodístico:

–Ayer usted hacía esta denuncia de cómo, a partir de que la ministra Norma Piña asume la titularidad de la Suprema Corte, pues prácticamente ha habido ya un solapamiento hacia los jueces, magistrados e incluso ministros que son corruptos, porque no hay otra manera de llamarles. Y en ese sentido, las evidencias de esta corrupción han quedado expuestas (…). Todos sabemos que estos son traficantes de influencias (…). ¿No es momento ya que, desde aquí, desde esta tribuna, se den a conocer los nombres de estos juzgadores que se han vendido al mejor postor, que son corruptos (…)? Está claro que la ministra Norma Piña no va a hacer ninguna reforma al Poder Judicial, que tanto se necesita, porque ya está solapando a estos corruptos, Presidente. Muchas gracias…”.

El Presidente divagó en un largo soliloquio sin aludir a la ministra. Insistió en que debe renovarse el Poder Judicial (¿pues no se hizo cuando lo encabezó Arturo Zaldívar?); insistió en que “es indudable que existe mucha corrupción”; que “se le está dando libertad a presuntos delincuentes” y que reformarlo “le va a corresponder a quien me sustituya”. 

Repitió que el Consejo de la Judicatura Federal “no hace nada, está ahí de florero, de adorno”; volvió a expresar su arrepentimiento por los cuatro ministros que impulsó: “No pude, me equivoqué con los que propuse; no todos, desde luego” (entre quienes figura su incondicional plagiaria Yasmín Esquivel), y sintetizó su criterio:

El Judicial “es un poder del viejo régimen, es un poder que no cambió, es un poder del régimen neoliberal, corrupto, que requiere una renovación tajante, decisiva. Ese es mi punto de vista…”.

Y de la amenaza a la ministra nada…