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Representante de los aproximadamente dos millones de estadunidenses radicados en México, Larry Rubin me dijo este lunes (El asalto… de MILENIO Tv) que 556 de sus paisanos, en su mayoría turistas, están desaparecidos; que la mayor área de riesgo está en el norte (de 170 se perdió su rastro en Tamaulipas), y que solo el año pasado 70 más fueron asesinados.

El 25 de febrero, en las inmediaciones de China, Nuevo León, aumentó la estadística con la virtual evaporación de tres mujeres de Peñitas, Texas: las hermanas Marina y Maritza Pérez Ríos y su amiga Dora Alicia Cervantes.

Una semana después ocurrió el ataque a balazos, el asesinato de dos y el secuestro de los cuatro afroamericanos en Matamoros: murieron Shaeed Woodard y Zindell Brown, sobrevivieron Letavia Lateefa y Eric James Williams.

Hace ocho días desaparecieron seis mexicanas, casi todas veinteañeras, cuando viajaban de Celaya a Santa Rosa de Lima: Paulina Berenice Reséndiz Martínez, Mariana Gutiérrez Guzmán, Yoselín Daniela Zamorano Macías, Sandra Daniela Paredes González, Rosa María Pérez Ayala y Gabriela Barbosa Ruiz.

Al margen de orígenes y nacionalidades: 13 víctimas en 15 días en tres entidades por aventurarse en localidades y carreteras donde campea la criminalidad que explica las alertas del gobierno de Biden previniendo a su población de la palpable inseguridad que priva en amplias regiones de México.

Pese a datos como los referidos, el presidente López Obrador alardeó este lunes:

“Es más seguro México que Estados Unidos. No hay ningún problema para viajar por México con seguridad. Eso lo saben los ciudadanos estadunidenses y lo saben, desde luego, nuestros paisanos que están allá. Ellos están bien informados”.

Mentira.

¿Cuántos mexicanos o estadunidenses han sido tiroteados, secuestrados o desaparecidos mientras viajaban por carreteras gringas?

“Las alertas hablan de que solo se puede viajar a Campeche y Yucatán”, volvió a mentir.

“Si fuese así, no estarían viajando tantos estadunidenses a vivir en Ciudad de México y todo el país”, arguyó, y se preguntó: “¿Por qué esa paranoia? Esta es una campaña en contra de México de los políticos conservadores de Estados Unidos, que no quieren que se siga transformando el país…”.

Desde luego no. Afirmar que México “es más seguro” que EU es una mera e hilarante baladronada.

Si como referente se considera uno de los más graves crímenes, el homicidio, divierte imaginar lo que el gobierno y la sociedad de ese país pensarán de la presidencial falacia:

En 2022 hubo en México 30 mil 968 asesinatos y en Estados Unidos 20 mil 200.

Y, ¿ouch!: considerando el número de habitantes, aquí se cometen 23.8 homicidios por cada 100 mil habitantes, en tanto que allá son 6.01 por cada 100 mil.

De ahí lo ridículo de la patriotera guerrita de declaraciones por la fundada preocupación de Estados Unidos ante la inseguridad en México.

Negar la realidad es exponerse a la vergüenza pública en ambas naciones y desacreditar más de lo justo la tan cacareada cuarta transformación…