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El lunes de esta semana, Banxico llevó a cabo su sexto anuncio de política monetaria del año, manteniendo la tasa de interés de referencia sin cambios en 3.0 por ciento.

Aunque hasta hace una semanas había ciertas dudas sobre si Banxico optaría por subir las tasas por primera vez desde el 2008, la decisión de la semana pasada de la Fed de mantener su tasa de referencia sin cambio, en conjunto con un deterioro en el balance de riesgos para el crecimiento en México, cerró casi cualquier posibilidad de que Banxico incrementara las tasas.

En el comunicado, Banxico dejó claro que las condiciones domésticas justifican ampliamente el haber dejado sin cambio la política monetaria, destacando cuatro factores fundamentales: i) la inflación actual se encuentra en mínimos históricos; ii) las expectativas de inflación de mediano y largo plazo están bien ancladas; iii) la actividad económica sigue siendo moderada, y por lo tanto existe aún cierto nivel de holgura en la economía que hace difícil pensar en presiones inflacionarias por el lado de la demanda; y iv) la depreciación del tipo de cambio solamente se ha reflejado en los precios de algunos bienes duraderos y no ha generado efectos secundarios sobre la formación de precios de otros bienes y servicios.

Para un banco central con un mandato constitucional único de estabilidad de precios, el comportamiento reciente de la inflación y las expectativas futuras de ésta son sin duda las razones más fuertes para mantener la tasa de interés sin cambio por el momento. Sin embargo, al mercado le queda claro que en esta era globalizada de políticas monetarias extraordinariamente expansivas, y en esta coyuntura, la variable más importante en el proceso de toma de decisión de Banxico es lo que suceda con las tasas en Estados Unidos.

Banxico también consideró que no se anticipan presiones inflacionarias importantes derivadas de la depreciación del peso frente al dólar, ya que aunque es natural esperar que el incremento en el precio de ciertos insumos importados sea transmitido en algún momento al consumidor, este incremento podría estar limitado por la continua debilidad del consumo y la demanda interna en general.

Asimismo, queda claro que la caída en los precios de prácticamente todas las materias primas medidos en dólares han sido superiores a la depreciación del peso frente al dólar, por lo que su precio medido en pesos no se ha incrementado.

Adicionalmente, una parte cada vez más importante de las importaciones de México viene de países cuyas monedas se han depreciado frente al dólar de manera similar, o inclusive mayor, que el peso mexicano.

Finalmente, la inflación se ha visto muy aliviada por una tendencia favorable en los precios de los servicios de telecomunicación y energía, lo cual hace que el balance de riesgos en cuanto a la inflación se mantenga sin cambio por el momento. Sin embargo, lo más probable es que los niveles mínimos de inflación que hemos visto estos últimos meses sean insostenibles hacia el 2016, ya que el impacto favorable de la eliminación de los cobros de larga distancia es un evento de una sola vez.

No obstante, a pesar de que el balance de riesgos para la inflación se mantiene sin cambio y el balance de riesgos para el crecimiento económico se ha deteriorado, la postura monetaria de Banxico en los próximos meses estará más ligada a lo que haga o deje de hacer la Fed, por lo que Banxico difícilmente se moverá hasta que la Fed haga lo propio.