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La semana pasada el Banco de México (Banxico) publicó su Informe Trimestral correspondiente al segundo trimestre del 2016. En el documento Banxico reiteró la necesidad de fortalecer el marco macroeconómico a través de políticas monetarias y fiscales para enfrentar un entorno internacional caracterizado por un deterioro en las expectativas de crecimiento, episodios de mayor volatilidad financiera y la creciente amenaza de medidas proteccionistas.

En este sentido, el banco central destacó que se encuentra listo para tomar medidas adicionales de política monetaria —léase realizar incrementos adicionales a la tasa de fondeo o intervenir directamente en el mercado cambiario—, a la vez que enfatizó el mensaje directo al gobierno federal de la necesidad de realizar ajustes a la política fiscal lo antes posible.

En concreto, el Banxico exhortó a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) a realizar los ajustes necesarios en materia presupuestal para alcanzar un superávit primario, es decir, que los ingresos totales del gobierno sean superiores a los gastos totales excluyendo el pago de intereses de la deuda.

Adicionalmente, el reporte incluyó la publicación de nuevos rangos estimados de crecimiento económico e inflación para nuestro país. En cuanto al crecimiento, Banxico revisó a la baja su estimado para el 2016 de un rango previo de 2.0 a 3.0% a uno de 1.7 a 2.5%, y para el 2017 de un intervalo de 2.3 a 3.3% a uno de 2.0 a 3.0 por ciento.

La revisión del año en curso obedece principalmente a la debilidad observada en el segundo trimestre, en la que el PIB se contrajo por primera vez desde el 2013, y a la expectativa de que la segunda mitad del año podría enfrentar mayores retos.

El banco puntualizó la debilidad de la actividad en el sector manufacturero, principalmente las exportaciones destinadas a Estados Unidos, y una desaceleración en el consumo privado. Para Banxico, la desaceleración del consumo podría ser consecuencia de un menor dinamismo en la masa salarial total de la economía y un considerable deterioro en la confianza del consumidor —que se ha agravado aún más, de acuerdo con las cifras más recientes—.

En cuanto a la inflación, indicó que, a pesar de la depreciación del peso frente al dólar y otras monedas de sus socios comerciales, la inflación se mantuvo por debajo de la meta de 3 por ciento.

Atribuyó este fenómeno a los siguientes factores: i) la ausencia total de presiones por el lado de la demanda agregada; ii) las reformas estructurales que han repercutido favorablemente en el precio de los servicios y algunos energéticos, y iii) el moderado crecimiento de los precios de bienes agropecuarios.

Asimismo, precisó que las expectativas inflacionarias se mantienen bien ancladas a pesar de que en las últimas semanas ha habido incrementos en los precios de gasolinas y electricidad. No obstante, anticipa que la inflación tendrá un aumento gradual para cerrar el año cerca del objetivo de 3.0 por ciento.

De igual manera, reconoció que la depreciación del tipo de cambio sí ha generado presiones en el Índice Nacional de Precios al Productor (INPP)de bienes y servicios finales e intermedios, excluyendo petróleo. Este índice registra un deterioro importante a partir de finales del 2014, pasando de niveles similares a los de la inflación general cercanos a 3% en esa fecha a 5% actualmente.

No obstante, el Banco de México considera que en el contexto actual las presiones inflacionarias del INPP probablemente no se traduzcan en presiones sobre la inflación general. En este entorno Banxico muy probablemente realice otro incremento a la tasa de interés de por lo menos medio punto porcentual antes de que termine el año.