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El jueves de la semana pasada, el Banco de México (Banxico) llevó a cabo su cuarta reunión y anuncio de política monetaria del año, realizando su segundo incremento de un cuarto de punto porcentual en la tasa de interés de referencia en el año para ubicarla en 7.75 por ciento, tal como era esperado por la mayoría de los especialistas.

Hasta hace un par de meses que el tipo de cambio comenzó a depreciarse de manera acelerada, el mercado consideraba que el actual ciclo de alzas que comenzó en diciembre del 2015 —cuando la tasa se ubicaba en 3.0 por ciento— podría estar cerca de llegar a su final. Sin embargo, dada la acelerada depreciación del tipo de cambio, que acumulaba 16 por ciento entre el 17 de abril y el 14 de junio y que llevó la cotización del peso frente al dólar a su nivel más alto desde enero del 2017, el mercado comenzó a descontar el alza por parte de Banxico.

Aunque el incremento en la tasa de interés ayudó a que el peso se fortaleciera alrededor de 2 por ciento, el contenido del comunicado de Banxico tras el anuncio de política monetaria deja abierta la puerta a nuevos incrementos. Aunque el tipo de cambio es solamente una de las múltiples variables que Banxico considera en su toma de decisiones, los movimientos desordenados en la cotización del peso frente al dólar pueden tener efectos disruptivos sobre el proceso de formación de precios.

El caso más emblemático es el de los precios de la gasolina, donde la combinación del alza en los precios del petróleo y la depreciación del tipo de cambio han contribuido a la desaceleración de la trayectoria descendente observada en la inflación anual vista en los datos de mayo.

Asimismo, Banxico destacó que la disminución en los niveles de holgura en la economía aunados a la prevalente incertidumbre sobre la renegociación del TLCAN son factores que también han contribuido a que el balance de riesgos para la inflación haya presentado un deterioro desde la última reunión de política monetaria.

Asimismo, Banxico también señaló que el tono más restrictivo por parte de la Reserva Federal (Fed) en su último anuncio de política monetaria también jugará un papel importante en determinar los siguientes movimientos de Banxico.

Vale la pena recordar que hasta la más reciente reunión de la Fed, el mercado tenía descontado tres incrementos de un cuarto de punto porcentual cada uno durante el 2018. Sin embargo, después del incremento realizado por la Fed el 13 de junio, el mercado comenzó a incorporar un posible cuarto aumento antes de finalizar el año.

En mi opinión, el cuarto aumento es bastante probable dadas las condiciones de pleno empleo y avances salariales en Estados Unidos, aunadas al impacto positivo sobre la actividad económica de los estímulos fiscales en la segunda mitad del año. Tomando en cuenta este cúmulo de condiciones, reitero mi perspectiva de que Banxico podría verse obligado a subir la tasa de referencia en por lo menos una ocasión más antes de terminar el año.

Banxico seguramente dará un peso muy importante a la postura relativa entre México y Estados Unidos y al desempeño del tipo de cambio y su potencial impacto sobre la inflación. En este sentido, la renegociación del TLCAN y una escalada en la guerra comercial iniciada por Estados Unidos, incluyendo la posible implementación de aranceles a las importaciones de vehículos hacia ese país se vuelve un elemento clave para el tipo de cambio y por ende para la política monetaria.