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Mirar su cuerpo pequeño, inerte, golpeado por las olas del mar a la orilla de las costas turcas genera congoja. Ver su cara boca abajo, como si durmiera plácidamente dentro de su muerte sobre la arena, provoca dolor al saber las causas que ocasionaron su fallecimiento.

Se llamaba Aylan, tenía 3 años. La imagen fotográfica donde se captó su cuerpo ha dado la vuelta al mundo, viralizada en redes sociales y publicada en las planas principales de los diarios y las entradas de los noticieros de televisión.

Murió ahogado –junto con otros cuatro niños-  en la huída con sus padres hacia Europa en esta grave estampida migratoria desde Siria y otras naciones en conflicto hacia naciones europeas. Un complicado problema que se ha puesto en el foco de la atención mundial ante el recrudecimiento de esta situación en los últimos días.

Es un hecho delicado que tendrá repercusiones multidimensionales –tanto económicas, políticas y sociales, así como en la proliferación de corrientes xenofóbicas y racistas que ya se han alzado.

Aylan sólo es una de las víctimas, quizá una de las más sensibles y que será simbólica. Han muerto más de dos mil quinientas personas. La numeralia aparece para dar dimensión: cerca de 52 por ciento de quienes huyen con sus familias buscando refugio –principalmente en Alemania- son menores de 17 años de edad.

Datos de la Organización de las Naciones Unidades para la Infancia (UNICEF) reportados por las agencias Reuters y EFE señalan que 30 por ciento de las personas que han llegado a Grecia son mujeres y niños que muchas veces viajan solos escapando de los conflictos en Siria, Irak y Afganistán.

Más de 4 mil 300 personas en general han logrado obtener los permisos pero hay cientos de miles que no han obtenido ese beneficio. Se ha estimado que sólo en 2015 han llegado 300 mil inmigrantes y de ese total, una tercera parte tan sólo fue en julio.

Las proyecciones apuntan a que en todo 2015 podrían arribar a Europa 800 mil migrantes, cuatro veces más que lo registrado en 2014.

En días recientes, setenta migrantes aparecieron muertos en Austria dentro de un camión; centenas han sido rescatados en el Mar Mediterráneo y el sistema ferroviario europeo se ha visto desquiciado en algunos países por las turbas de migrantes que buscan desplazarse hacia cualquier país de Europa donde puedan rehacer sus vidas.

Huyen de la guerra civil, del hambre y del avance de los islamitas extremos. Pero una gran cantidad cae en las redes de los traficantes de personas que han hecho cuantiosas fortunas con esta corriente migratoria multitudinaria, a razón de entre 900 a mil euros por viajes en lanchas tipo salvavidas.

Uno de los hechos más abrumadores –además de la muerte de Aylan- es la llegada en tren de más de 2 mil 500 personas a Alemania, en tan solo 12 horas a Munich. La gente que busca refugio tiene en la mira a la nación alemana que es una de las que mejor posición tiene en Europa en materia económica, pero donde existen mayores riesgos en materia de xenofobia y racismo. De hecho grupos de derecha extrema ya mostraron su oposición en manifestaciones en las cuales tuvieron choques con la policía.

En Inglaterra, Francia y Alemania están muy activos los grupos y partidos antiimigrantes que, al más puro estilo de Donald Trump, demandan la construcción de muros que impidan la llegada de los denominados “sin papeles”.

A la distancia no puede verse como un problema ajeno. Tendrá repercusiones en varios frentes que se complican por las dificultades que está teniendo la economía de las naciones europeas, de un bajo crecimiento y por ende baja colocación en el empleo.

Grecia está viviendo una de las más crudas etapas económicas. Varias naciones europeas tienen indicadores de crecimientos lentos. Y la llegada masiva de miles de migrantes tendrá implicaciones en la economía, la demanda de empleo para obtener ingreso y en los indicadores de pobreza y de crecimiento económico.

Es tal la dimensión del problema que la Canciller Angela Merker ha dicho que la inmigración preocupará a Alemania más que la crisis griega y la inestabilidad del euro. Las consecuencias ya se avizoran, especialmente las políticas.

Las negociaciones en la Unión Europea, más de desacuerdos que de convergencias, tienen como objetivo redistribuir la fuerte carga migratoria entre todos los países de la comunidad europea. Varios países han expresado su negativa o reserva de aceptar a migrantes.

No es ahora, pero los impactos llegarán en el adverso entorno internacional de volatilidad económica e incertidumbre.

PostScriptum.- Andrés Manuel López Obrador debe estar de plácemes al haber quedado claramente expuesto –sin ser nombrado de manera explícita- como la opción político-partidaria que se beneficiaría de la inconformidad ciudadana. Quedó como el contendiente clave en los años por venir. Y eso de quedar como la víctima y blanco de los ataques reditúa, reditúa electoralmente. Ahí está el caso del recién electo gobernador de Nuevo León.