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La economía de Estados Unidos tiene muchos de sus indicadores en este momento en el lugar ideal.

El crecimiento económico es sostenido, la recuperación laboral ha llevado a las cifras al pleno empleo, el aumento del poder de compra crece a la par que los consumidores aumentan su actividad.

La inflación, de acuerdo con el más reciente reporte del departamento de comercio correspondiente al mes de marzo, está justo en 2%, la meta que tiene la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos.

Inflación en la meta, crecimiento dinámico, trabajadores con chamba y comprando. Es pues el momento estelar de la economía estadounidense.

Incluso, la tasa de interés interbancaria que determina el Comité de Mercado Abierto de la Fed está próxima a alcanzar un nivel de neutralidad.

Después de la reunión de marzo pasado, esta tasa de referencia se ubicó en un rango de 1.5 a 1.75% y con la promesa de que durante este año habría otros dos incrementos.

Si esto se cumpliera al pie de la letra, este miércoles no debería haber cambios en la tasa de interés después de la reunión de política monetaria.

Lo que existe en este inicio del mes de mayo es una gran fotografía de la economía estadounidense. Quizá habría que guardarla en un álbum para acordarnos de que en algún momento se logró la perfección deseada: economía en crecimiento, pleno empleo y 2% de inflación.

Pero si lo ponemos a la velocidad normal de una película, podríamos estar en la antesala de algunos signos de calentamiento que el banco central estadounidense debería evitar a toda costa.

Sí, es muy probable que hoy no suba la tasa de interés. Pero el texto del comunicado de política monetaria debería contemplar el escenario de cuál sería su respuesta si se acelera el incremento de los precios y este 2% ideal del último reporte repunta, sobre todo en los precios de lo que en México conocemos como la inflación subyacente.

La Fed debe tomar una actitud preventiva, más que reactiva, ante la posibilidad real de sobrecalentamiento que han generado las decisiones de gobierno de Donald Trump.

Evidentemente que, en el mundo ideal del presidente de Estados Unidos, las tasas de interés deberían mantenerse bajas. Pero los que saben del tema tienen la fortuna de la autonomía, a pesar de que el presidente de la Fed fue nombrado por el polémico presidente Donald Trump.

La bomba de liquidez que provoca la reforma fiscal tiene muchas consecuencias, algunas pasan por el tema inflacionario. Además de la eventual presión de los mercados ante las dudas sobre el incremento en el déficit fiscal y el endeudamiento, más trabajadores estadounidenses con recursos extra y dispuestos a gastar generan focos de alerta monetaria.

Hay, además, una clara intención de aumentar el gasto público, otro gran impulsor de la inflación.

Así que la expectativa es hoy no preocuparse por un aumento del costo del dinero en Estados Unidos, pero la urgencia será tratar de descifrar qué es lo que la Fed tiene que decir sobre el futuro.

Ya sea entre líneas o directamente, pero lo más importante hoy será el comunicado de política monetaria de Estados Unidos.