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Para desgracia de sus negociaciones, es imposible que trabajen con la discreción que pretenden. Oceanografía es un asunto de interés nacional.

Amado Yáñez trabaja de forma estrecha con don Miguel Alemán y Miguel Alemán Magnani para resolver la crisis de Oceanografía. La prioridad es llegar a un acuerdo con los acreedores, porque la empresa no es viable sin resolver una deuda que asciende aproximadamente a 15 mil millones de pesos.

La propuesta para algunos de los acreedores es canjear parte de su deuda por participación en la empresa. Esto permitiría no gastar el capital que aportarán los Alemán en el pago de deudas, sino destinarlo a operación y compras de equipos. El objetivo es tener la empresa lista para operar en el primer trimestre del 2015.

Amado Yáñez es un elemento clave para revivir Oceanografía. Conoce las tripas y sabe el peso que tiene cada uno de los stakeholders de la empresa: acreedores, proveedores y empleados, una comunidad que llegó a tener más de 10 mil personas.

Se perfila también para ser un factor importante en la operación de la nueva Oceanografía. Su capacidad en el manejo de la naviera es reconocida en el sector petrolero. En un ecosistema donde el capital humano es escaso, Amado Yáñez tiene un valor estratégico que no se puede soslayar.

¿Cómo procesar el problema reputacional de Yáñez? ¿Cómo amortiguar la animadversión que tienen por él en la parte más alta de la Torre de Pemex? Estas son dos de las cuestiones más complicadas de la relación entre los Alemán y Yáñez.

Hay que leer las declaraciones de Alemán Magnani en el programa de Joaquín López Dóriga en este contexto. El empresario dijo que a Yáñez le comprarían todas sus acciones. Añade que no participaría en la empresa.

El sólo mencionar a este innombrable puede generar obstáculos a la adquisición de la naviera por parte del grupo Alemán. Emilio Lozoya, director de Pemex, es uno de los miembros del gobierno que más se opone a un regreso “triunfal” de Yáñez.

No es el único que piensa así. La reacción del diputado Luis Ángel Espinoza Cházaro es una prueba clarísima de esto. Cházaro preside la Comisión de los Contratos Celebrados por Pemex y recuerda que no ha concluido la investigación por presunto fraude a Pemex. “La impunidad prevalece”, dice. Pide que comparezca el procurador Murillo Karam y Héctor Orozco, director del SAE, que ha administrado Oceanografía desde que se le “quitó” a Yáñez.

Los Alemán necesitan a Amado Yáñez, pero en su estrategia es imprescindible que este mantenga un bajo perfil. Sus acuerdos son una delicada planta de sombra a la que la luz hace mucho daño. No necesariamente, porque haya algo ilícito en ello. Para desgracia de sus negociaciones, es imposible que trabajen con la discreción que pretenden. Oceanografía es un asunto de interés nacional. Más allá de la importancia que llegó a tener como proveedor de Pemex, ahora es un símbolo: del combate a la corrupción y de la necesidad de transparentar los negocios en el sector petrolero.

Amado Yáñez parece haber librado el proceso penal en su contra por el supuesto fraude a Banamex. Esto no le basta para regresar a los negocios y trabajar con normalidad. Ante la opinión pública, debe demostrar su inocencia, porque ahora lleva una letra escarlata pegada al dorso. Mientras no lo haga, deberá vivir la humillación de ver cómo lo descalifica en público un hombre de negocios con el que está trabajando de cerca.