En ese periodo, Hank Rhon fue el único alcalde emanado del PRI. El PAN recuperó la alcaldía con Jorge Ramos, quien designó como jefe de la policía tijuanense a Julián Leyzaola, teniente coronel retirado del Ejército mexicano
La alternancia en México comenzó hace casi cuatro décadas en la frontera norte de México. Los primeros triunfos panistas ocurrieron en Ciudad Juárez, por la resistencia civil de Luis H. Álvarez, y en Ensenada, con la irrupción del empresario Ernesto Ruffo en la escena política.
En 1989, el PRI perdió Baja California. Durante tres décadas, los panistas gobernaron aquella entidad peninsular hasta que la izquierda irrumpió en el escenario electoral, hace cinco años, de la mano de un sector priista relegado por el peñismo —agrupado en torno a Jorge Hank Rhon— y del PES, que construyó en Ensenada (el municipio del que emergió Ruffo en 1986) uno de sus principales bastiones.
El mandamás de Grupo Caliente fue alcalde de Tijuana (2004-2007) por el PRI y durante el sexenio calderonista fue blanco de una acción policial que lo llevó a prisión, mientras que José Francisco Blake Mora (uno de los cuadros panistas más encumbrados en aquella época) despachaba en la Secretaría de Gobernación.
En ese periodo, Hank Rhon fue el único alcalde emanado del PRI. El PAN recuperó la alcaldía con Jorge Ramos, quien designó como jefe de la policía tijuanense a Julián Leyzaola, teniente coronel retirado del Ejército mexicano.
La implantación de ese modelo de seguridad pública tuvo resultados efectivos en el combate a la delincuencia organizada, pero dejó una estela de acusaciones por tortura. El superpolicía Leyzaola fue blanco de recomendaciones de la Procuraduría Estatal de Derechos Humanos y finalmente inhabilitado, mientras que la corporación perdió los apoyos económicos y la becas de adiestramiento que recibía de la CALEA (Comission on Acreditation for Law Enforcement Agencies Inc.).
Después de dos trienios en Ciudad Juárez —donde estuvo al frente de la policía municipal y sufrió un atentado que lo postró en una silla de ruedas— Leyzaola regresó a Tijuana. Y ha competido dos veces por la alcaldía de Tijuana, bajo el amparo del PES, sin éxito.
El próximo año tendría asegurado su regreso como mando policiaco, en caso de que Erick el Terrible Morales lograra la candidatura de Morena en aquella urbe fronteriza, actualmente gobernada por Monserrat Caballero, quien buscaría la reelección. En pos de esa candidatura también está la diputada federal Evangelina Moreno, quien cuenta con el respaldo de René Bejarano y Dolores Padierna, mientras el expugilista sería la apuesta de la gobernadora, Marina del Pilar.
Dos valientes, unidos por Tijuana. Leyzaola acompañó ayer al Terrible —quien actualmente encabeza el Instituto estatal del Deporte— en la presentación de su precandidatura. Y las críticas no han amainado. Muchos se preguntan ¿Cómo es posible que Tijuana, una de las ciudades más violentas del mundo sea gobernada por un boxeador, mientras que la seguridad bajo el mando de un exmilitar acusado de violentar los derechos humanos?
El grupo de la gobernadora, en expansión. Alejandro Ruiz Uribe, coordinador de los programas federales competirá con el secretario general de gobierno, Catalino Zavala, por la nominación al Senado, mientras que el secretario del bienestar, Netzahualcóyotl Jáuregui, buscará la candidatura para la alcaldía de Mexicali, mientras que su pareja, la diputada federal Julieta Ramírez, intentará llegar a la Cámara alta.
Efectos secundarios
REACOMODOS. Héctor Melesio Cuén, exalcalde de Culiacán y exrector de la UAS, acordó la integración del Partido Sinaloense a la coalición Fuerza y Corazón por México, cuyos dirigentes nacionales advirtieron sobre la embestida que el gobernador morenista, Rubén Rocha, ha emprendido contra la comunidad académica y estudiantil de ese centro universitario. “Vamos a acudir a instancias internacionales para denunciar la persecución política que vive la Universidad”, sentenció el dirigente del PRI nacional, Alejandro Moreno Cárdenas.