Elecciones 2024
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A propósito del ruido que volvió a hacer en estos días la doctrina Estrada, un diplomático retirado me hizo llegar cuatro apuntes sobre lo que es y lo que no es esa doctrina, a la luz de la historia.

Me dice que lo hace sin ánimo polémico. Le respondo que es insalvable el tono polémico, pero que es mayor su conocimiento y que me gustaría publicarlas. Me autoriza a hacerlo omitiendo su nombre. Eso hago. El texto dice así: “Con su negativa a felicitar a Biden por su elección como presidente de EU, AMLO ha colocado una vez más a los principios de política exterior al centro de la discusión.

Ello presenta una nueva oportunidad para intentar desmitificar los principios, tan caros para un sector de la intelectualidad, de la diplomacia y de gobiernos de talante revolucionario/nacionalista en el país. Para alimentar tal discusión, comparto cuatro realidades de los principios de política exterior: “Uno: no son mexicanos.

Los principios de política exterior tienen su origen en la Carta de Naciones Unidas, de donde fueron retomados por subsecuentes gobiernos priistas. En otras palabras, no son exclusivos de México ni son resultado de nuestra historia, sino de una negociación internacional para la creación de las Naciones Unidas, en la que México participó, pero solo de manera marginal.

Como toda negociación multilateral el lenguaje es general, aspiracional y no prescriptivo, vago y ambiguo, para que nadie se opusiera.

“Dos: La doctrina Estrada, si bien mexicana y anclada en traumas de nuestra historia, no forma parte de los principios de política exterior ni está inscrita en la Constitución. Es sobre reconocimiento de gobiernos, no sobre la sacrosanta no intervención.

“Por su parte, la autodeterminación de los pueblos, aunque sí parte de los principios, tiene su origen en los procesos de descolonización en África y Asia después de la Segunda Guerra Mundial.

“Versa sobre las luchas por la independencia de esos países, no sobre el derecho de los pueblos a elegir el gobierno que deseen, incluyendo uno autoritario o poco democrático, como se suele utilizar en las cancillerías de países del G77 o de los No Alineados para justificar gobiernos encabezados por líderes impresentables”. Mañana los otros apuntes.