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La tercera versión de la plataforma electrónica para solicitar información a los sujetos obligados por los tres órdenes de gobierno ni siquiera alcanzó a cumplir 10 días en funciones para colapsar.

El SISAI 2.0 se ha visto rebasado por la demanda, a pesar de que su novedad —una APP que presuntamente facilitaría el trámite— apenas acumulaba 300 descargas, al cierre de este espacio. La consolidación de los archivos (más de 6.5 millones de solicitudes formuladas en 15 años) no tuvo complicaciones, pero más de 46,000 solicitudes en trámite quedaron en el limbo. Al corte del 21 de septiembre, las dependencias adscritas a la administración pública federal y ocho entidades federativas operaban al 100 por ciento.

Ni los usuarios ni los sujetos obligados de las entidades afectadas quedarían amparados por los plazos estipulados por ley, aceptó Óscar Guerra Ford, comisionado del INAI y responsable de la Plataforma Nacional de Transparencia, en la sesión vespertina del pasado miércoles 21 ante sus compañeros del pleno. La comisionada presidenta, Blanca Lilia Ibarra, le había pedido exponer sobre la problemática, antes de tramitar su propuesta para suspender los plazos y no afectar a los involucrados.

Guerra Ford informó a sus colegas de los ataques a la PNT entre el 19 y el 21 de septiembre pasados y que se hicieron públicos por las quejas de usuarios en las redes sociales.

No era la primera vez que el INAI enfrentaba una crisis de esta naturaleza, reconoció el comisionado —quien concluye su estancia en el organismo autónomo el próximo año— y para bloquear las intrusiones, en primera instancia, se instalaría un filtro para mitigar los ataques provenientes de las diversas IP de países extranjeros y nacionales… aunque su implementación tardaría por lo menos cuatro horas.

El colapso temporal del SISAI y las consecuentes lentitudes en la PNT ilustran una situación más preocupante que la mera caída del sistema. Y es que la manifiesta falta de capacidades del responsable de la Dirección General de Tecnologías de la Información y las deficiencias técnicas de los servidores públicos del INAI y del personal de los sujetos obligados resulta nimia ante la escasez presupuestal. Sin una infraestructura de cómputo de última generación, servidores espejo o un diagnóstico actualizado de la “seguridad perimetral”, las contingencias se han vuelto recurrentes.

Puede que hubiera protección y que la actualización del Infomex estuviera bien desarrollada, pero la pregunta sería, ¿está debidamente gobernado o mapeado a un control de seguridad? Las explicaciones de los comisionados sobre el intento de infección —malware— y las “intermitencias” de denegación (DDoS por su sigla en inglés) resultan pobres en lo técnico e insuficientes, no solo en los aspectos administrativos. De las afectaciones al SIGEMI, al SICMO y al SIPOT decidieron guardar conveniente silencio…

Tras lo sucedido, la entidad tomó medidas tanto en el ámbito tecnológico, operativo y regulatorio. Sin embargo, las secuelas negativas que este tipo de vulnerabilidades levantó una oleada de críticas, incluso entre los aliados tradicionales del INAI.

Efectos secundarios
DESLINDES. Dedicado a recuperar su patrimonio y reiniciar su trayectoria empresarial, Juan Vergara Fernández refiere que desde el 2015 dejó sus actividades como asesor fiscalista. Entonces emprendió una carrera política que lo llevó a la Secretaría de Finanzas del gobierno de Quintana Roo y, tres años después, a buscar una diputación federal. Sus aspiraciones terminaron abruptamente y ahora, sin pendientes judiciales, está dispuesto a defender su imagen y buen nombre.

RESENTIMIENTOS. En la sede central de la Financiera Nacional para el Desarrollo siguen con trabajos a distancia, no obstante las circulares administrativas que —de conformidad con el semáforo sanitario— permiten el regreso del personal técnico y administrativo a las oficinas. Los contagios de Covid-19 afectaron incluso al titular de esa dependencia, Baldemar Hernández, pero las restricciones se deben a una revisión minuciosa del edificio de 10 niveles, ubicado a un costado del Viaducto, ante probables daños estructurales.