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En el nuevo escenario no bastará con lo que diga la Secretaría de Hacienda, aunque el tema sea fiscal. El sonorense Manlio Fabio Beltrones hará sentir su poder.

La reforma fiscal entrará en el taller y tendrá afinación mayor. Se da por seguro que habrá mayores incentivos para la inversión y una revisión a la baja de la carga en prestaciones. ¿Qué otros cambios habrá? Es una de las preguntas claves. La otra es: ¿quién encabezará y tomará las decisiones en las negociaciones para estos cambios tributarios?

Hasta hace apenas unas semanas, la segunda pregunta no tenía sentido. Todos los caminos llevaban a Luis Videgaray. El secretario de Hacienda y su equipo llevaban la voz cantante, la partitura y tenían las llaves de la Sala de Conciertos. Hacienda marcaba el territorio de lo posible y definía lo imposible. Los políticos se subordinaban al dictado de los tecnócratas. Si Hacienda decía que no se podía, no había contraargumento posible.

Esto ha dejado de ser así. La llegada de Manlio Fabio Beltrones a la presidencia del PRI implica un ajuste mayor al tablero. El sonorense llega en condiciones de fuerza a la dirigencia de su partido, en contra de la voluntad del equipo cercano del presidente Peña, entre ellos Videgaray. Los políticos se impusieron a los tecnócratas en el proceso de sucesión del PRI, lo dice con claridad el politólogo José Fernández Santillán. Este triunfo no se agotará en las fronteras de la vida partidista.

Para nadie es un secreto que Beltrones tiene puntos de vista y criterios muy diferentes que los del secretario de Hacienda. Manlio Fabio Beltrones representa a los políticos. Luis Videgaray, a los tecnócratas. Uno de los primeros asuntos donde estas diferencias se manifestarán es en la afinación o rectificación del marco tributario.

Los políticos no dejarán que los tecnócratas sean los protagonistas de la negociación y la definición del paquete económico 2016. Imposible leer de otra forma las declaraciones de Emilio Gamboa, coordinador de la bancada priísta en el Senado. “Es evidente que habrá que flexibilizar algunas disposiciones (para facilitar la deducibilidad y el pago de impuestos)”, dijo el senador, un político experimentado que tiene una característica peculiar: goza de la confianza del presidente Peña y de Manlio Fabio Beltrones.

Pierde su tiempo quien busque números o porcentajes en la declaración de Gamboa. Allí no hay conceptos técnicos, sino expresión de una voluntad política. A través de sus palabras, Gamboa manda un mensaje político. Es importante el timing. El senador toma la iniciativa en nombre de los políticos e “inaugura” la discusión sobre los cambios fiscales que se darán para el 2016. ¿Es casual que Luis Videgaray hable del tema, un día después en el informe del senador Barbosa?

En política, la forma es fondo. El tema fue anunciado por el coordinador del PRI en el Senado, a pesar de que el secretario de Hacienda y su equipo llevan semanas negociando ajustes con los dirigentes empresariales. Lo han hecho sigilosamente y poniendo énfasis en demostrar que los cambios están subordinados al margen de maniobra que otorguen los modelos econométricos de Hacienda.

En el nuevo escenario, no bastará con lo que diga Hacienda, aunque el tema sea fiscal. Manlio Fabio Beltrones hará sentir su poder. Se encargará de dejar claro que los ajustes al marco tributario son un asunto que trasciende el ámbito hacendario: un tema político. Es Videgaray vs Beltrones. Tecnócratas contra políticos. No se hagan bolas. Ellos podrán pactar.