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Es el vivero ideológico de la 4T: la embajada rusa cerró ayer la inscripción para jóvenes mexicanos que van a estudiar gratis en universidades de Rusia. Y, en Cuba, estudia la mitad de los mil 62 jóvenes a quienes el gobierno mexicano paga estudios en el exterior.

Forman en Rusia y Cuba sus ideólogos de mañana. Pero para funcionar captan el dinero en EU. Sin EU es imposible el Plan México, que busca ser la economía 12 del mundo, aumentar reservas internacionales y reducir pobreza.

El reto del grupo político que gobierna desde 2018 es lograr lo que en geopolítica nadie logró, y en lenguaje coloquial es llamado “mamar y dar de topes”: hacer negocios con Estados Unidos y estar en el bando de los enemigos de Estados Unidos.

Por un lado, el Plan México busca ser el principal socio económico de Estados Unidos y mantener el flujo anual de 300 mil millones de dólares que garantiza el comercio con Estados Unidos, y así bajar el desempleo y recaudar más sin aumentar impuestos.

Por el otro, vota en la ONU y foros internacionales con el bloque ruso: Nicaragua, Bolivia, Cuba, Honduras, China, Guinea Ecuatorial, Turquía, Laos, Uzbekistán, Belarús, Guinea-Bissau, Irán, Malí, Mozambique, Namibia, Qatar, Yibuti, Sudán, Zimbabue…

Por creer posible sacarle la lana a Estados Unidos y, al mismo tiempo, enhebrar alianzas geoestratégicas con Rusia y China, la experiencia de López Obrador fue aciaga: tuvo que echarse atrás en acuerdos que firmó para montar el GPS ruso y escáneres chinos.

López Obrador se comprometió con Putin para instalar en México el Glonass, un GPS ruso que podía espiar a Estados Unidos; y con Xi Jinping para los Nuctech, unos escáneres que permitirían a China saber lo que ingresa por México a EU.

El convenio con Rusia le concedía colocar estaciones terrenas para bajar señales del servicio Glonass, el mismo que usa para guiar misiles en Ucrania. El entonces canciller Ebrard tuvo que ir a Washington a aclarar, “pues que siempre no se instalaría”.

Sobre los escáneres chinos, The Washington Post filtró el mensaje de la Casa Blanca: “Van contra la colaboración para interrumpir el tráfico de fentanilo, metanfetaminas y dinero en efectivo, así como armas de fuego y municiones”.

Y, de nuevo, Ebrard, debió ir a aclarar “pues que siempre no se instalarían”.

Con Cuba, en cambio, existe permiso tácito de EU para que México la ayude (sin excesos: eso sí), por temor a un derrumbe abrupto, que provoque una crisis humanitaria y desestabilice Miami, donde viven tres millones de cubanos, a 150 kilómetros de la isla.

Cuba únicamente significa eso para EU: aunque boqueando, pero que sobreviva y no se le convierta en un problema.

Ya Cuba le importa poco.