Así que, para la reunión con Marco Rubio y pese a los avances de México, más vale ponerse la armadura
Doctor Juan Ramón de la Fuente, secretario de relaciones exteriores:
Con la novedad que el subsecretario de Estado de EUA, Christopher Landau, viene a México para preparar la visita de su jefe, Marco Rubio, titular del Departamento de Estado. Varios y muy complejos son los temas por tratar.
Por lo que hace al combate al crimen organizado, creo que la administración Sheinbaum está en condiciones de dar buenas cuentas, pues la política de seguridad ha tenido un giro de 180 grados (¡ya era hora!). Las fuerzas de seguridad dejaron atrás su papel pasivo/disuasorio para tomar acciones ofensivas, al tiempo que reanudaron de las tareas de coordinación con las agencias de EUA.
Y tal política está dando resultados.
Tan pronto como en diciembre pasado, las fuerzas de seguridad hicieron el decomiso más grande de la historia de fentanilo -una tonelada de la droga-, equivalente a 20 millones de dosis. Un mes más tarde, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, informaba del decomiso de 90 toneladas de drogas y 10 mil personas detenidas. Para abril se dio el anuncio sobre la incautación de 4.2 toneladas de cocaína; y así cada mes: uno o varios golpes importantes.
En cuanto a migración cabe recordar que doña Claudia ordenó el despliegue de 10 mil guardias nacionales en la frontera norte, además de hacer labores de contención en la frontera sur. Los intentos de cruces fronterizos se han reducido a su mínima expresión.
Es de suponer que dos temas adicionales inquietarían a EUA: la violencia política y la nueva estructura judicial.
En cuanto a la primera, nada bueno podrá informar México. Los asesinatos de candidatos locales y de alcaldes parecen escapar a la estrategia de seguridad implementada hasta ahora. Es probable que esto se deba a que se trata de disputas entre bandas menores de la delincuencia en zonas específicas. Como sea, nos habla de la infiltración de criminales en los niveles básicos de gobierno.
Por lo que hace a la nueva estructura del Poder Judicial, las preocupaciones del Departamento de Estado vendrían por dos vertientes. La primera, los intereses de las empresas estadounidenses con inversiones en México, ahora que la Suprema Corte de la Nación ya no tendrá facultades para dirimir cuándo una legislación y/o acción de gobierno trasgrede acuerdos o contratos previos, ni la constitucionalidad de nuevas leyes. La segunda vertiente estaría relacionada con las extradiciones de los narcos hacia EUA; es decir, si ahora serán más fáciles dado el control que el Poder Ejecutivo tendría sobre los jueces.
A pesar de los logros mencionados en los primeros párrafos, me temo que don Marco no será una persona fácil de complacer porque su única tarea es complacer a Donald Trump. Para lograrlo, Marco Rubio también ha dado un giro de 180º en sus posicionamientos para acomodarse al modo trumpiano de hacer política, bullying incluido.
Mire, doctor De la Fuente, hace 12 años Rubio formó parte de un grupo bipartidista para sacar adelante una ley de inmigración que otorgaría garantías legales a los migrantes ya residentes en EUA. La ley no pasó en la Cámara de Representantes, pero el esfuerzo se hizo. También era un firme apoyador de la ayuda exterior de EUA a distintos países. Hoy es el portavoz de una política aislacionista y transaccional al estilo Trump.
En una de las audiencias ante el Senado celebrada el mes pasado, los legisladores demócratas le recriminaron el cambio tan radical de la política exterior estadounidense. Le reprocharon que gente muriera, ya fuera por la falta de alimentos de emergencia o por el cierre abrupto de hospitales que se quedaron sin financiamiento por la cancelación de la ayuda humanitaria que EUA proveía a distintos países a través de USAID. Rubio negó categóricamente tales fallecimientos, al tiempo que declaró: “No se trata de desmantelar la política exterior estadounidense, ni de retirarnos del mundo. Acabo de atacar 18 países en 18 semanas”. ¿Cómo la ve, doctor De la Fuente?
El inquilino de la Casa Blanca confía plenamente en Rubio, pues lo ha designado, además de secretario del Departamento de Estado, responsable de dirigir el Consejo de Seguridad Nacional y jefe interino de USAID. Desde Henry Kissinger, en ningún secretario habían concurrido tantas y tan graves responsabilidades. Rubio es un secretario multitask gracias a la lealtad demostrada, porque hay que decirlo: a Trump le interesa la lealtad; la capacidad y el carácter son totalmente secundarios. ¿Le suena familiar?
El espacio se me acaba, doctor De la Fuente, así que solo permítame traer a cuento lo que el senador demócrata, Chris Murphy, concluyó sobre lo que sería la política exterior de EUA después de la comparecencia de Rubio para su ratificación: “Una política de beligerancia constante hacia nuestros aliados más cercanos” (TWP 15/1/2025)
Así que, para la reunión con Marco Rubio y pese a los avances de México, más vale ponerse la armadura.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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