He pensado en la contradicción establecida por Raymond Aron entre la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad
Mi reflexión sobre Raúl Padilla López durante estos días fúnebres para su familia, para sus amigos, para la Universidad de Guadalajara y para la ciudad que albergó sus proyectos, ha sido sobre el valor de su persona pública.
He pensado en la contradicción establecida por Raymond Aron entre la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad.
Quien quiera ser fiel a sus convicciones, decía Aron, siguiendo a Weber, que no juegue su alma a la política, cuyos instrumentos valen no por la verdad de las convicciones sino por la eficacia de los resultados.
A fuerza de ser un político de la responsabilidad, un hombre regido por los valores de la eficacia y de los resultados, Raúl Padilla fue también un político de la convicción, un hombre capaz de limpiar de violencia a la UdeG, de reformarla y hacerla florecer; un político que eligió la cultura como el espacio donde ejercer sus poderes, y que no hizo sino crecer en ese ámbito, conectando culturalmente a su ciudad con el país y con el mundo, acaso como ninguno otro de sus hijos.
En 1981, al paso de una crónica sobre la gira de Miguel de la Madrid por Jalisco, me referí a la Federación de Estudiantes de Guadalajara como una mezcla de “marxismo teórico y pistolerismo práctico”.
Era eso lo que la ciudad murmuraba: que la UdeG tenía un piso violento, del que era expresión visible su federación estudiantil.
En esa universidad, en esa federación de estudiantes, en esa realidad política, nació a la vida pública y creció Raúl Padilla López, como dirigente estudiantil primero, como rector y reformador de la UdeG después, más tarde como responsable de proyectos que son ahora realidades emblemáticas de la propia universidad, y de la cultura de México, como la Feria Internacional del Libro, el Festival Internacional de Cine y el Centro Cultural Universitario.
La muerte de Raúl Padilla es una pérdida enorme de la cultura y de la vida pública de México, la partida de un creador excepcional de instituciones para la educación, la creación, la inteligencia, y para la conversación de Jalisco y de México con el mundo.