Los presidentes de entonces eran todopoderosos pero no tanto. Un pícher zurdo no había en el repertorio presidencial
Dicen que el presidente Luis Echeverría estaba una noche de gira en Nogales, Sonora, y le dieron las doce de la noche recibiendo grupos y prometiendo cosas.
Se hizo visible el presidente municipal de Naco y dijo con voz llorosa que Naco era un pueblo histórico que nunca había sido visitado por un presidente del PRI: Naco estaba olvidado. Naco estaba solo. Naco necesitaba de su presidente.
Echeverría preguntó: Dónde está Naco. Estaba noventa kilómetros al oriente de Nogales, también sobre la línea fronteriza, pero no había carretera directa.
Echeverría decidió: Vamos a Naco.
Su Estado Mayor calculó que el presidente haría una hora en helicóptero pero ellos varias horas por tierra, de modo que se echaron a la carretera de inmediato y llegaron a Naco al clarear.
El pueblo dormía aún, pero fueron a tocar a las casas de los síndicos diciendo que iba a venir el presidente. Les gritaron desde una ventana: “Pinches borrachos, dejen dormir”.
Conforme el pueblo despertó, los miembros del Estado Mayor explicaron el gran suceso que se aproximaba, pero nadie entendía bien a bien, creían que era una broma.
Naco tenía 3 mil habitantes, ahí habían dado Benjamín Hill y Plutarco Elías Calles una batalla histórica contra Villa, que nadie recordaba mayormente.
El Estado Mayor pudo reunir algunas gentes frente a una tarima donde subieron a Echeverría cuando llegó.
Echeverría dijo: “Vengo a cumplir la promesa de visitar este pueblo histórico. Soy su presidente y estoy a sus órdenes. Quiero saber qué quiere Naco”.
Hubo unos minutos de desconcierto y de silencio entre los oyentes, hasta que algunos empezaron a cuchichear. Lo que cuchicheaban era esto: tenían en puerta un juego de beisbol con Sahuaripa, pueblo del oriente más remontado aún, que tenía muy buenos bateadores derechos. Naco no tenía un pícher zurdo para hacerles frente.
Los que hablaban entre sí nombraron un vocero. El vocero le dijo al Presidente:
“Como necesitar, aquí en Naco, señor, lo que necesitamos es un pícher zurdo. No sé si usted lo pueda proveer”.
Los presidentes de entonces eran todopoderosos pero no tanto. Un pícher zurdo no había en el repertorio presidencial.
Echeverría le falló a Naco.