La alucinación pactada, que permite saltarse la ley con sólo cambiar las palabras que describen los propios actos, es el nuevo piso parejo de la competencia electoral mexicana
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) legalizó esta semana la alucinación pactada del INE con Morena y el gobierno.
Validó, en lo esencial, los criterios emitidos por el árbitro electoral, que permiten a Morena y al gobierno violar los tiempos de campaña previstos por la ley, si ajustan fantasmagóricamente su lenguaje.
El INE autorizó a Morena y al gobierno a hacer campaña si no le llaman “campaña”, a escoger precandidato presidencial si no le llaman “precandidato presidencial”, y a incurrir en actos adelantados de campaña, si no llaman a votar por un partido o contra otro, si no presentan programas o planes de gobierno y si no usan los tiempos oficiales de radio y televisión que los partidos tienen para sus campañas.
Resuelto el problema de diccionario, Morena y el gobierno pueden, también, gastar dinero de los partidos en sus no campañas, si rinden cuentas al INE. Saldo neto: pueden hacer lo que la ley prohíbe si le cambian el nombre a lo que hacen. El TEPJF validó los criterios del INE.
Como es tribunal de última instancia en la materia, puede decirse que, con su fallo, la ley electoral queda transformada y autoriza ahora los actos anticipados de campaña, siempre que no se hable de campañas, candidatos, etcétera.
Hay quien encontrará todo esto escandaloso: una connivencia institucional de ilegalidad. Hay quien lo verá como un ajuste prudente, necesario para corregir leyes idiotas, imposibles de cumplir.
El hecho es que la legalidad ha sido alterada y los partidos pueden iniciar sus procesos de elección de precandidatos presidenciales antes de los tiempos previstos por la ley.
La oposición unida, PAN-PRI-PRD, con la ausencia cada vez menos explicable de Movimiento Ciudadano, presentará este lunes su proyecto de selección de candidata o candidato presidencial.
Se ajustará a las nuevas reglas autorizadas, y hará bien, pues lo contrario sería abandonar el campo a un contendiente que de por sí lo ha ocupado de manera abusiva.
La alucinación pactada, que permite saltarse la ley con sólo cambiar las palabras que describen los propios actos, es el nuevo piso parejo de la competencia electoral mexicana.