Hay lógica en la lista final de participantes en la licitación de las dos cadenas de televisión abierta, que dio a conocer anoche el Instituto Federal de Telecomunicaciones. El o los nuevos concesionarios saldrán de entre tres grupos: el de Mario Vázquez Raña, Cadena Tres y Radio Centro. Sorprende, acaso, no ver en la lista … Continued
Hay lógica en la lista final de participantes en la licitación de las dos cadenas de televisión abierta, que dio a conocer anoche el Instituto Federal de Telecomunicaciones. El o los nuevos concesionarios saldrán de entre tres grupos: el de Mario Vázquez Raña, Cadena Tres y Radio Centro.
Sorprende, acaso, no ver en la lista al Grupo Lauman, de Manuel Arroyo, que hasta ayer trataba de cerrar los créditos para competir. Por lo visto, no lo consiguió.
Es lógico que el rechazo social por la responsabilidad en los derrames en los ríos de Sonora cancelara desde septiembre las probabilidades de éxito del grupo de Germán Larrea. Lo entendió temprano y se fue.
Un río tan revuelto enfrió al grupo que formaba el empresario Ariel Picker, de un giro muy lejano a la televisión. Era una desmesura apostar tanto dinero en una licitación tan observada y politizada.
Ninguna oportunidad tenía tampoco un grupo sin más peso real que su “cercanía” con el presidente Peña Nieto. El fracaso de Grupo Mac, de la familia Maccise, es una señal para las licitaciones en puerta: ser amigo del poder político es ahora un handicap en contra.
Resta por saber si el empresario Roberto Alcántara se hizo a un lado o aparecerá fortaleciendo a uno de los tres postores.
Lógico sería, finalmente, que pese a una ley que les abre las puertas al 100 por ciento ni un solo consorcio extranjero se interesara en participar directamente. Puede ser una señal: a la inversión extranjera no le está gustando una intemperie enrarecida.
Tres jugadores, pues. Caballada flaca para tamaña expectativa.