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Desde el pasado miércoles inició un movimiento de corrección en los precios del billete verde.

Hoy no hay manera de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) pudiera cumplir con la expectativa que generó a finales del año pasado de tener cuatro incrementos en la tasa de interés.

Los analistas creen en su mayoría que un aumento, si es que lo hay este año, tendría que darse después de septiembre. Ya son pocos los que creen que en la reunión de marzo podría incrementarse en otro cuarto de punto la tasa de interés de referencia.

Vamos, hoy ni siquiera los propios banqueros centrales estadounidenses piensan en esa posibilidad. Ya platicábamos del tono dovish y hasta arrepentido del vicepresidente de la Fed, Stanley Fischer. Ahora William Dudley, presidente de la Reserva Federal de Nueva York, dice que hay que tomar en cuenta lo que pasa en el mundo al momento de tomar decisiones de política monetaria.

Claro que Dudley está considerado entre los suavecitos con eso de las decisiones monetarias, o sea, está en el grupo de las palomas, pero también es uno de los más influyentes tomadores de decisiones al interior de ese instituto central.

Esta expectativa de que no hay forma sensata de que pudieran subir las tasas en Estados Unidos durante un buen rato ha provocado que su moneda se deprecie. Desde este miércoles, inició un movimiento de corrección en los precios del billete verde que en algunos casos se ha acelerado.

Ya quisiéramos ver esa corrección de una forma más notoria en la relación con nuestro peso, pero la realidad es que las monedas emergentes representan hoy a países con problemas financieros y económicos, derivados en buena medida de la baja en el precio de las materias primas.

México tiene que convencer al mundo que no sólo con deuda y gastos por arriba de sus ingresos puede compensar la caída de los dólares del petróleo, antes de que su moneda realmente inicie un proceso de recuperación de la confianza de los inversionistas.

Del real brasileño o el rublo ruso ni hablar, aquellos tienen otra clase de problemas que los tienen más preocupados por sus recesiones que sus cotizaciones.

Pero esta baja en la cotización del dólar se nota mucho más en su relación con otras monedas maduras. En especial frente al euro.

Hace no mucho tiempo, el pronóstico era que un dólar y un euro tendrían una relación de uno a uno, pero ahora está tocando niveles de 1.13, cuando apenas el martes estaba en 1.09 dólares por euro.

El dólar ha tenido estos días de debilidad también frente al yen japonés y la libra esterlina.

Hay que tener claro que esta baja del dólar es parte del ambiente de volatilidad que viven los mercados globales. Hoy puede bajar por los rumores de acuerdos entre los integrantes de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), y al minuto siguiente puede subir si gustan los datos de creación de empleo.

Como sea, tanto el banco central de Estados Unidos como el resto de las instituciones bancarias centrales deben respirar tranquilos si el dólar pierde un poco de esa fuerza, que hoy tanto nos estorba a todos.